Capítulo 1. "Yo nunca estuve allí"

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Luces, humo y música. Un sinfín de humanos, uno detrás de otro, al lado de otro, bailando en un solo ritmo marcado por el DJ. Con el rabillo del ojo veía las chicas preciosas con las que bailaba y una con un vestido negro muy ajustado me sonreía a medida que meneaba sus caderas contra mi pelvis. Le devolví la sonrisa, complacida, disfrutando de la anestesia que me producía el vaso de vodka y del dolor placentero de mis pies montando los tacones de punta fina.

Movía mi cabeza lentamente de un lado hacia otro, dejando que el ruido infinito de los altavoces devorara cada uno de mis pensamientos. La rubia del vestido de puta continuaba sonriéndome, y yo, fascinada, la invité a fumar un cigarrillo. "Invitar" significaba gritarle torpemente si quería salir un rato, y su respuesta fue asentir con la cabeza, aún con esa sonrisa fanfarrona en sus labios escarlata.

Salí rápidamente de la discoteca, quedándome en el pasillo donde los guardias moderan la entrada. De mi bolso saqué unos cigarros y fuego para darles vida, y la rubia de la cual solo conocía su rostro pálido y sus movimientos sensuales, tomó uno. Ambas dimos una calada y nos miramos a los ojos, cómplices.

—No pareces ser de por aquí —inició, y su voz cortó el ambiente húmedo y mis oídos entumecidos.

—No, créeme —mi tono divertido la hizo sonreír, de nuevo. Me pregunté brevemente si no le dolían las mejillas de tanto que sonreía—. Soy de... lejos.

—¿De lejos? —antes de que pudiera continuar, un par de hombres familiares se acercaron, demasiado escandalosos para ser ignorados.

—¡Pero miren a quién tenemos aquí! —el pelirrojo, Adonis, me tomó fuerte del hombro—. Sabía que te encontraríamos, aunque no fue fácil.

—La mismísima Veneno, paseándose entre los vivos —Kellen, el trigueño que lo acompaña, me presentó con su voz gruesa y seductora.

—¿Veneno? ¿Así te llamas? —curioseaba la rubia.

Me encogí de hombros, mirándola y levantando el mentón como respuesta. Le di otra calada a mi cigarrillo, maldiciendo a estos demonios por invadir mi conversación con la chica coqueta.

—Largo, estoy ocupada.

—El jefe te busca —comentó Adonis, haciendo que rodara los ojos.

—Díganle que se joda un rato.

—Créeme, no queremos interrumpir tu... cosa —tiré el cigarrillo a sus pies, por lo que retrocedió un poco—. Nos mandó a buscarte y si regresamos sin ti, nos aplastará el cráneo.

—¿Qué clase de trabajo tienes? —me susurró la rubia, incrédula—. ¿Tu jefe te busca a esta hora?

La miré con una media sonrisa y guiñé el ojo en forma de despedida. Metí las manos en los bolsillos de mi chaqueta de cuero y me dispuse a caminar junto a los demonios que me escoltaban. Adonis, el pelirrojo, es un ser pirómano de bajo rango que, cuando no esclaviza a traidores y herejes, pasea su culo por la tierra causando incendios y bebiendo whisky; y su compañero, Kellen, el de la voz seductora, es simplemente un promiscuo que ni siquiera sé porqué Lucifer le otorgó el puesto de demonio.

Mientras me acercaba a mi motocicleta para conducir rumbo a la Gran Puerta que me llevaría al infierno, escuché pasos acelerados y una vocecita aguda agitada.

—¡Espera! —volteé, para encontrarme a la rubia trotando hacia mí a duras penas.

—¿Sí? —la miré, extrañada y alzando una ceja.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca de mí, sostuvo con su mano un papel, que tomé y ojeé brevemente.

Era un número de celular, junto a un "Iris" escrito con corazones en las íes.

Veneno: La mano derecha de Lucifer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora