Dónde Missa está resignado a no tener un equipo y permanecer solo sin querer termina siendo el favorito del chico más peligroso.
O donde Spreen no puede creer que una persona como Missa exista en ese mundo lleno de mierda y está dispuesto a hacerle...
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Claramente, no todo salió como Missa estaba esperando. Tener a Quackity enviándole mensajes constantemente no era algo que quería.
No quería que la gente se preocupara por el o le intentara ayudar a sobrevivir. No quería estorbar a nadie. Quería que todas las personas que estaban en el lugar disfrutarán sin la constante presión de tener a alguien inexperto como el.
No quería ser el eslabón débil de ningún equipo.
¡Vamos Missa! Tenemos que volver a la base, ahí estarás seguro de estos mobs, le prometí a Barca que no te pasaría nada.
Sacudió la cabeza al escuchar aquella voz, de nuevo, voces de personas que no conocía se presentaban en su cabeza...
Alzo la antorcha que tenía en su mano, estaba algo lleno de tierra y lodo, porque cayó en un lago y al salir...bueno tierra y agua no eran una buena combinación.
Tenía un poco más de hierro pero aún así no le era suficiente. Había hecho cálculos y todavía le faltaba mucho para tener suficiente.
—¡Ah! —gritó cuando una flecha rozo su cabello.
Frente a él, un esqueleto con su arco le bloqueaba el paso a la cueva.
Con su otra mano tomo su espada, listo para atacar, pero, sabía que no se esforzaría demasiado para que el esqueleto pudiera ayudarle en su objetivo: morir solo.
[***]
Spreen gruñó cuando llegaron a un estúpido lago.
Una pequeña colina que caía a un lago... seguramente Missa había caminado por la colina sin saber que después de ella había un lago, había caído al agua...y entonces el aroma del chico se había perdido gracias al lodo. Deberían de estar muy cerca de él para reconocerlo.
Aquello hizo sentir un poco más molesto a Spreen, si aquello hubiera sido planeado, no le molestaría...pero Missa se veía de esos que sin querer las cosas le salían o muy bien o muy mal.
Estaba claro que esto se trataba de una mezcla de ambos.
Quackity parecía desesperado a ese punto, y Spreen se sentía molesto por haber sido derrotado en esta cacería unilateral.
Rubius parecía silencioso, observando el panorama.
—Podemos seguirlo por las huellas, pero estás seguro se desvanecen en un punto. —confirmo a Rubius que veía las huellas.
—Si, pero, eso mínimo nos acercara al rango del chico. —dijo Rubius.
—Umh, en eso tenés razón. Vamos Quackity, seguiremos las huellas por un rato...—dijo al pato, que rápidamente asintió mientras se acercaba.
Los tres emprendieron su siguiente viaje.
Spreen solo podía pensar en que no importaba que tanto se escondiera la pequeña presa, el siempre conseguía cazarlos.
