Dónde Missa está resignado a no tener un equipo y permanecer solo sin querer termina siendo el favorito del chico más peligroso.
O donde Spreen no puede creer que una persona como Missa exista en ese mundo lleno de mierda y está dispuesto a hacerle...
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Spreen miro a Shadoune, si había algo que los unía era su manera de estar completamente centrados en la misión de sobrevivir, pero, ahora había algo que estaba picando en el pecho de Spreen.
—¿Vas a hablar o te quedarás callado? —preguntó Shadoune, algo divertido por el hecho de que Spreen no pudiera hablar de lo que sea que estaba sintiendo.
Lo había alejado de los otros dos chicos que estaban construyendo la casa para poder hablar, pero las ideas en la cabeza de Spreen no podían aclararse en este momento.
—Okey, puedo hacerlo, pero no se como acomodar mis ideas...es solo que Missa es un pibe extraño... —comento, mientras su vista volvía a los dos chicos que seguían construyendo.
—Bueno, Missa parece ir por la vida sonriendo y haciendo amigos. —expreso Shadoune con su acento francés que hacía que las cosas sonaran extrañas.
—No me refiero a esa mierda, cuando estábamos en la casa vieja, dijo algunas cosas sobre no ser una buena opción para nosotros, y luego desde su perspectiva cree que yo lo considero inútil, ¡Y yo nunca dije eso! —alego, Spreen se sentía cada vez más confundido, no sabía porque su mente le estaba jugando este tipo de cosas, porque su conciencia decía que debía de encontrar la manera en que Missa cambiara su perspectiva sobre él. No quiera que Missa creyera que él lo consideraba inútil, porque no lo hacía...
Le parecía extraño, sí, porque él no acostumbraba a confiar en la gente ni en mostrar un lado amable, pero, Missa y el estaban en lados diferentes.
Missa estaba en el lado de las personas agradables, aquellos que sonríen y tienen a todos a sus pies, aunque no lo sepa, que es imposible odiar, y que, para alguien como Spreen, si esa persona les agrada, serian capaces de destruir al mundo por ellos. Porque Spreen sabe que el esta en otro lado, el esta en el lado en el que no se puede confiar ni en la sombra que tienes como persona, porque incluso ella podría apuñalarte, sabe que no debe de creer que el suelo es firme jamás, porque podría ser una trampa, el esta seguro que todas las personas lo quieren asesinar en cuanto lo empiecen a ver como una amenaza, y por ello sus murallas siempre son altas e impenetrables, pero, entonces su mirada se desvía a Missa, y aun cuando sus murallas están para evitar ser lastimado, algo en el quiere colocar a Missa dentro de sus murallas y asegurarlo.
—Bueno él podría- —Lo interrumpió.
—Lo peor es que un instinto me dijo que asesinara a Rubius si él se interponía en el camino de Missa. —sentencio con una voz firme y busco la mirad ad e Shadoune, estaba claramente desconcertado, no lo notaba por su mirada, si no por su postura, claramente le había golpeado un muro al que pudo pasar ligeramente...
—¿A Rubius? ¿Nuestro equipo? —pregunto.
—Si, a Rubius de nuestro equipo. —aclaro, Shadoune hizo un ruidito algo sorprendido por aquella confesión.
—Tal vez deberías replantearte de quien serás equipo Spreen, porque parece que el chico esqueleto ya te tiene en la palma de su mano, y a Quackity también lo tiene, ya son dos de cuatro. —dijo el de ojos blancos completamente divertido.
