Una nueva vida

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Después de comer juntas vino Alba y se quedaron juntas. Y aproveche para ir a casa a descansar y hacer otras cosas.
Vi a Leo saliendo del hospital y me dijo que podía invitar a mis padres a que se vinieran a Madrid que en su piso habia una habitación vacía y que se podían venir los días que hicieran falta, me abrazó y me dió más gracias por estar al lado de Marina.
-Ojalá algún día estéis juntas, me encantaría.
-Leo está con Alba y es feliz.
-No lo es, lo sería contigo pero yo no me meto. Me guiño el ojo y se fue.
Cuando fui a salir del hospital estaban mis padres allí en el hospital.
-¿Que hacéis aquí?
-Venimos a ver a Marina
- Los abracé con muchísimas ganas
Cuando llegue a la habitación Marina sonrió, no se esperaba la sorpresa ni yo tampoco...
-Mira quién te han venido a ver, eres más famosa que los reyes. Que te vienen a ver a Madrid.
Estuvimos prácticamente toda la tarde allí, yo estaba reventada no había dormido nada de hacía dos días. Hablé con mis padres por si se querían quedar en casa de Leo pero se negaron habían alquilado ellos un apartamento para pasar unos días juntos.
Y estuve unos días con ellos de turismo por Madrid y antes de irnos a casa pasábamos por el hospital para ver a Marina.
Cuando pasaron dos semanas se fueron ellos y a Marina le quedaban pocos días para empezar rehabilitación.
Yo seguía hablando con Berta por WhatsApp, era un encanto. Y lo que más me gustaba de hablar con ella es que no estábamos atadas a nada.
-Marina: ¿Con quién hablas que te sale esa sonrisa?
-Sé llama Berta y para tu información está cañon, te molaría si no estuvieras con Alba.
-A ver quiero ver foto, enseña.
Estuvimos discutiendo de si le enseñaba foto o no.
Cuando salí hacer un café vi a Alba llorando.
-¿Que ocurre?
-Me ha llegado una carta...
-¿Y...?
-Es para hacer un Erasmus en el extranjero, pero no me puedo ir, no puedo dejar a Marina así.
- Ya entiendo, pero Alba... Sé que la quieres, ella querría que fueras. ¿Quieres que se lo diga yo? Se enfadara un poco pero se le acabará pasando ya lo verás.
Ella no paraba de repetirme que si se iba, sería muy mala persona.
Yo le decía que sola no se iba a quedar, que estaba yo. Y ella me decía que no tenía ninguna responsabilidad con ella.
-Alba Marina lo es todo, si lo hago es porque quiero.
Cuando entramos a decírselo a Marina se puso fatal, pero le dijo que se fuera que es lo que tenia que hacer.
Cuando me quedé a solas con Marina no paraba de repetirme que se iba a quedar sola y tullida.
-Para ya Marina, ni te vas a quedar tullida ni vas a estar sola.
-¿No lo ves? Ya estoy sola.
-¿Perdona? Estoy aquí delante tuyo y no me pienso ir.
- No quiero que te que... Le tapé la boca
-Haré lo que yo quiera hacer. Además este año empiezo la uni un poco más tarde en octubre. Así que estaré cien por cien por ti en la rehabilitación.
El mes de agosto lo pasé cada día a su lado, podía ver en su cara agradecimiento, cariño, ternura, admiración y amor.
También estuvo su familia casi todo el mes de agosto allí conmigo y los conocí mejor eran muy buena gente, no se cuántas veces me dieron las gracias por estar ahí. Alba a las dos semanas se fue al extranjero porque necesitaba buscarse piso y matricularse a todo.
Y yo me quedé con Marina, ella al principio lo llevaba un poco mal, pero siempre estaba yo ahí para sacarle una sonrisa.
El primer dia de rehabilitación fue horrible.
-No puedo Amanda.
-Sí puedes joder. La agarré por la espalda.
Una chica que había allí, me dijo que era mejor que se agarrará a la barandilla pero Marina necesitaba mi apoyo hablé con ella y ella accedió.
Cada día le daba esperanzas, leíamos juntas o veíamos una película, prácticamente vivía por y para ella.
Y en rehabilitación siempre la animaba y se ayudaba de mí para poder andar.
-¿Por qué haces todo esto Mandy?
-Porqué te quiero. ¿No te ha quedado claro?
Los días eran muy duros, ella me repetía que nadie la iba querer así tullida que Alba la había abandonado y que me agradecía mucho que estuviera allí pero que no entendía porque seguía a su lado.
Cuando pasó un mes salimos con la silla de ruedas, ella no conseguía andar bien y cuando llegamos a su piso se enfadó muchísimo.
-Vete Mandy, déjame sola. ¿No ves que soy un estorbo? ¿Por qué sigues todavía aquí? Vete si me quieres vete.
Pero yo no me fui de su lado.
-Te quiero Marina, te quiero desde el primer día que te vi. Te quiero como a nada, como a nadie. Me da igual, todo lo superaremos juntas.
Podrás volver andar, yo lo sé y sino fuera el caso, ya buscaremos la manera de ponerte hierros para que cuando me pegues una patada con tus piernas fuertes me hagas daño.
Me da igual todo eso, eres Marina y eso es lo único que importa.
Porque te quiero a ti, estoy enamorada de ti desde aquel verano. Estuve con Clara, he estado con muchas chicas, pero nunca he podido ser feliz con ninguna porque enamorada solo he estado de ti.
Entonces la cogí en brazos y me acerque a sus labios para ver si era recíproco.
Ella busco los míos y me besó.
Me beso con ternura, con intensidad y muy lento.
Cómo la adoraba.
-Y no, no vale tener miedo ahora, prometemelo Marina.
-Te amo Amanda. Yo siempre he estado enamorada de ti, cuando te fuiste fue el momento más duro de mi vida, cambie totalmente mi estilo de vida porque no podía soportar la idea de estar sin ti, quería ser otra persona, porque hasta el hecho de ser como era me hacía recordarte. Todo esto me lo provoque yo, porque te echaba tanto de menos que necesitaba correr para olvidar. Pero ahora que te tengo en mi vida no pienso soltarte. Sé que esto va ser un camino difícil, un camino duro. Pero estoy harta de tener miedo.
Joder, amaba a esa chica y me sentía culpable de haberme separado de ella y que hubiera tenido aquel accidente, pero queria estar con ella porque desde el primer día que la vi, mi vida cambió totalmente y ese día se clavó muy muy dentro de mí corazón.
Nos amábamos y sabíamos que lo nuestro podía salir por cualquier parte.
Pero tengo que decir, que con los años, Marina mejoró muchísimo.
Si que es verdad que cojeaba, pero podía nadar y hacer vida normal. Yo acabé la carrera y trabaje con niños con autismo y ella acabó la carrera pero se inspiró y monto una frutería.
Nos mudamos a un pequeño pueblo de Madrid y aunque discutíamos casi cada día, estaba loca por ella y ella por mi.
Era el amor de mi vida, sé que los cuentos no existen ni las historias de amor duran para siempre, pero aquel era nuestro momento y durará lo que durará en aquel instante éramos felices.

Fin.

∆ Descubriendo su libertad ∆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora