prólogo.

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Amor.

Oh, el dulce y bello pero también cruel y despiadado amor.

Emma amaba a ese D'Angelo pero él a ella tal vez no.
Las espinas en su pecho cada día le herian más y verlo junto a ella no ayudaba a calmar su mal.

-¿Porqué yo no? ¿porqué ella si? ¿es porque ella si puede darte una familia?

Y el corazón de aquel joven no podía soportar ver a la dulce princesa tan destrozada por aquel que pensó amarla y a la primera terminó por abandonarla.

-Estara bien su majestad

Alec, si bien no sabía con exactitud lo que era el amor, la lealtad y fidelidad en su plenitud, él jamás sería capaz de hacer daño de esa manera a quienes ama, por otro lado, era consciente de que si no podía destruir al mundo por amor entonces ese sentimiento no valía suficientemente la pena.

-Si yo siempre lo ame, siempre le fui fiel ¿porqué?

-Emma

Emma solo abrazaba sus rodillas contra su pecho, su hermano notó la sangre y los petalos de rosa en sus manos, así que lo supo.

-Vete, no quiero que me veas así yo... yo se que soy una mierda y-y... y debo salir de esto sola

La princesa tenía hanahaki y si bien no podía morir, Emma podría dormir sintiendo el peor de los dolores y jamás despertar.

-Emma, mi dulce y hermosa hermana menor

Alec se sentía una mierda ¿como podía ser el líder de su clan que buscaba una rebelión contra su padre y no proteger como se debía a los suyos?
Él solo podía pensar en como proteger a esa alma aún pura del cruel destino que estaba por llegar a ella.

-Me conozco y yo... y-yo mi magia y... no de nuevo

-No se preocupes hermanita... puedes hacerlo, puedes gritar, llorar, romper todo... yo estare aquí para apoyarte en lo que me permitas.

Finalmente Emma lo miró a los ojos y se rompió a llorar, siendo abrazada por él.

-Alec, por favor... por favor, ya no quiero amarlo mas, ya no quiero estar sufriendo así, me duele

Y entonces algo en el interior del mayor de ambos hermanos le hizo jurarse a si mismo que pasé lo que pasé, nada ni nadie volvería ha hacerle daño a su princesa hasta que ella estuviera totalmente recuperada.

Y aún así la seguirían protegiendo.

-No te preocupes mi princesa... mientras yo esté aquí... nadie podra hacerte daño

Quien diría que el caprichoso destino uniría a dos almas hechas pedazos para ayudarse a reconstruirse entre ellas.

War of heartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora