Una de las mayores inquietudes de Trollino era ese constante nudo en el estómago, un miedo implacable sobre lo que Mike realmente era y, sobre todo, lo que su oscuro pasado implicaba. A pesar de convivir con él día tras día, había una barrera invisible que el pelinegro no se atrevía a cruzar, temeroso de lo que podría encontrar. Su personalidad tan engreída, aquellas pesadillas que lo atormentaron los primeros días que vivía con él y su difunta esposa, y esos gestos involuntarios que delataban cicatrices emocionales profundas... Trollino podía percibirlo, pero evitaba preguntar. No estaba seguro de si quería saber la verdad.
Con la llegada de Akela, su hermana, y Robin, las cosas habían cambiado drásticamente. La rutina que una vez conocía se tambaleaba, y, como si fuera poco, Mike.Exe ahora vivía con ellos. Aquello había sido un golpe. ¿Cómo podía una criatura como esa formar parte de su vida cotidiana? El desconcierto le carcomía, pero se tragaba las preguntas, manteniendo una fachada de calma.
—¿Has estado con Mike mucho antes de lo que... pasó? —preguntó Trollino con voz temblorosa, observando desde la ventana cómo Mike y Akela corrían por el patio. Su corazón palpitaba de forma errática, deseando respuestas, pero temiendo escuchar algo que no pudiera manejar.
Robin, la rubia, soltó un suspiro melancólico, sus ojos cargados de recuerdos dolorosos. —Se podría decir que sí —respondió, su tono pesado—. Pero no sé qué tanto te ha contado Mike, no quiero decir más de lo necesario. Sólo sé que sufrió... mucho.
Aquellas palabras golpearon a Trollino como una ráfaga de viento frío. La idea de Mike sufriendo de maneras que él no comprendía lo llenaba de impotencia. Lo había visto, claro, pero había preferido mirar hacia otro lado, creyendo que el tiempo y la compañía sanarían esas heridas invisibles.
A lo lejos, Raptor y Timba observaban el intercambio en silencio, ambos atrapados en la misma maraña de emociones. Ver regresar a la fusión de Mike con Trollino había sido un momento asombroso, pero también perturbador. Nadie sabía exactamente qué decir. A veces, el silencio era la única respuesta que tenían.
—Me sorprende lo mucho que ha cambiado todo —dijo finalmente Trollino, la nostalgia entrelazando sus palabras—. ¿De qué me he perdido?
Raptor, siempre tan directo, se encogió de hombros. —Aparte de que hay un ser de otro universo cuyo único objetivo es obtener tres piedras preciosas para dominar todo el mundo y el universo... pues no mucho —respondió, con un intento torpe de alivianar la tensión.
—Tengo una pregunta, Trolli —interrumpió Timba, con una sonrisa débil—. ¿Cómo es que no te tirabas por la ventana cuando salías con Mike? Literalmente preguntaba cada cinco minutos si faltaba mucho. Nos sacaba de quicio.
Trollino bajó la mirada, su mente volviendo al pasado. —Después de lo que sucedió con Roberta, creo que me volví más paciente con él —murmuró, su voz impregnada de tristeza. El recuerdo de Roberta era una herida que aún sangraba—. Ella quería que lo cuidara. No sé cómo ni dónde lo encontró hace cinco años, pero a pesar de todo... estoy agradecido. —Esbozó una sonrisa, aunque esta no llegaba a sus ojos.
—¿Y qué harás con el Exe? —preguntó Raptor, rompiendo la frágil calma.
—Que entrene a Mike y a Akela. Necesitamos estar preparados —respondió Trollino, intentando mantener una voz firme, pero el miedo le perforaba el pecho—. Además, no sabemos cuán poderoso es Karma. No quiero que nadie salga herido.
De repente, un grito resonó desde el patio. —¡Eh! ¡Que no me tires agua, gata arrabalera! —protestaba Mike, claramente molesto.
—Un poco de agua no te hace daño, bola de pelos —replicó Akela, divertida, mientras el caos se desataba entre ellos.
—¡Te odio, te odio, te odio! —exclamaba Mike, pero todos sabían que sus palabras no cargaban verdadero rencor.
—Será mejor que guarden las energías para otra ocasión —intervino Trollino, con una exhalación cansada—. Todavía no están sincronizados lo suficiente para defenderse juntos.
Mike, en un arrebato de emoción, corrió hacia Trollino, su sonrisa infantil iluminando su rostro. —¿Podemos ir por helado? ¡Por favor, por favor, por favor! —saltaba con entusiasmo, como un niño pequeño. Trollino lo miraba y no podía evitar que su corazón se ablandara.
—Mike, no sé si sea buena idea salir. Apenas regresé y no sé cuánto han cambiado las cosas —dijo Trollino, nervioso de que lo vieran salir después de su supuesta muerte.
—Venga, Trolli... —susurró Mike, y aunque intentó ser discreto, su tono de vulnerabilidad fue lo bastante audible para que todos lo escucharan—. Quiero pasar tiempo contigo.
El corazón de Trollino se encogió. No podía negarle algo tan sencillo. —Está bien —aceptó, rindiéndose—. Después del helado, podemos comprar pintura para la casa. Te dejo elegir el color que quieras.
—¡Quiero amarillo! —gritó Mike, su emoción pura e inocente, mientras todos a su alrededor compartían una sonrisa.
(...)
—Mike, ya conoces las reglas, ¿verdad? —preguntó Trollino con seriedad antes de salir.
—Sí, sí... —resopló Mike, repitiendo lo que ya sabía de memoria—. No comer comida del suelo, no aceptarla de extraños, y comportarme como un perro normal...
Pero todos sabían que, por mucho que lo intentara, la comida siempre sería su debilidad más grande.
No tienen idea de lo mucho que me alegra volver a escribir, mis ideas ya las plasmaba mejor para bots de Character.Ai JAJAJA (Si quieren, luego les dejo mi cuenta tanto de Character como de HI.Waifu muajajaja)
__Berry <3
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M1-K3 (LPDM)
FanfictionUn cachorro salido del laboratorio en donde fue objeto de experimento a creado controversia en todo el mundo, ya que hasta recién se supo del conocimiento de dicho laboratorio. El experimento M1-K3, jamás fue encontrado por fuerzas especiales privad...