Dejar a un perro solo por cinco minutos es algo común y sin mayor preocupación para la mayoría. Pero dejar a Mike por ese breve lapso era otra historia. Para alguien tan paranoico como Trollino, aquello era una fuente constante de ansiedad. Y, sin embargo, había decidido arriesgarse. Afuera de una tienda de pinturas, donde no permitían la entrada de perros, Trollino respiró hondo antes de dejar a Mike. Solo serían cinco minutos. Esa era la mentira que intentaba repetirse para calmar su inquietud. Había aprendido, con el tiempo, que los problemas seguían a Mike como una sombra constante. Pero esta vez, en su corazón, había intentado convencerse de que estaba exagerando.
Solo desearía que hubiera sido así...
—Disculpe, señora —la voz de Trollino estaba cargada de preocupación—, ¿ha visto un perro amarillo de pequeña estatura con una capa verde limón?
La mujer lo miró con simpatía, pero negó con la cabeza. —Lo siento, acabo de llegar a este lugar. Pero puedes preguntar al gerente de esta tienda, tienen cámaras de seguridad —respondió amablemente.
El nudo en el estómago de Trollino se apretó aún más. Sin dudarlo, se dirigió hacia el mostrador, sus pasos rápidos y nerviosos. Sabía que algo estaba mal, lo sentía en su piel, en su respiración acelerada. Y, al ver quién lo atendía, su estómago cayó aún más.
—Hola, bienvenido a Pinturitaz y Repueztoz, ¿qué desea, caballero? —preguntó el hombre detrás del mostrador, Ambrozio, con una sonrisa despreocupada que chocaba contra el estado alterado de Trollino.
—Quiero ver las cámaras de seguridad —dijo Trollino, su voz agitada—. Mi perro ha desaparecido.
Ambrozio lo miró con una mezcla de sorpresa y curiosidad. —¿Cámaraz? Aquí no tenemos cámaraz, pero tal vez en la tienda de fotografía puedaz preguntar —respondió.
El mundo de Trollino pareció detenerse. Su corazón latía con fuerza, el pánico empezaba a invadirlo. No podían estar hablando en serio.
—¡No! ¡Quiero ver la seguridad de este maldito lugar! —gritó, su desesperación palpable.
—Oh, Bueno, ahí está Carloz, nuestro guardia —Ambrosio se echó a reír, como si fuera una broma.
—¡Ambrozio, no tengo tu tiempo! ¡Quiero ver las cámaras de seguridad porque mi perro acaba de desaparecer! ¡¿No entiendes?! —Trollino gritó con una mezcla de ira y angustia, sus ojos vidriosos, las lágrimas amenazando con salir. La posibilidad de perder a Mike lo desgarraba desde dentro.
En ese momento, una mujer apareció desde el fondo de la tienda, con una elegancia que contrastaba con el caos que comenzaba a apoderarse de Trollino. Tenía el cabello castaño claro y una diadema rosa que adornaba su cabeza. Su mirada era firme, pero comprensiva.
—Señor, por favor, cálmese —dijo en un tono suave pero autoritario—. Entiendo su preocupación. Vamos a revisar las cámaras, y ya hemos llamado a las autoridades para que atiendan la situación.
Trollino intentó inhalar y exhalar, pero cada respiración parecía un esfuerzo descomunal. Su mente era un torbellino de pensamientos oscuros, todos relacionados con lo peor que podría haberle pasado a Mike.
Cuando llegaron a la sala de vigilancia, el corazón de Trollino estaba en su garganta. En la pantalla, pudo ver la imagen de él y Mike entrando a la tienda. Poco después, Mike se quedaba fuera. A los pocos minutos, una figura borrosa al fondo llamó la atención del perro. Trollino sintió cómo el aire abandonaba sus pulmones al ver cómo Mike se acercaba a la figura sin dudarlo, y luego, lo subían a un vehículo.
—¿S-señor... conoce ese vehículo? —preguntó la mujer con preocupación, pero Trollino no podía responder. Estaba paralizado. Su piel estaba helada, sus ojos abiertos de par en par y las lágrimas finalmente cayeron, una tras otra, sin detenerse.
—M-Mike... S-se llevaron a M-Mike... —susurró con la voz temblorosa, como si decirlo en voz alta lo hiciera aún más real y más doloroso. Su cuerpo comenzó a temblar incontrolablemente.
—Señor, por favor, reaccione —la mujer intentó mantenerlo en el presente, sacudiéndolo suavemente por los hombros—. ¿Tiene alguien a quien pueda llamar? Alguien que pueda ayudarlo en este momento.
Pero Trollino apenas podía procesar lo que estaba ocurriendo. Su mente estaba atrapada en ese momento en la pantalla, cuando Mike se alejaba, su única compañía, su amigo más cercano, arrancado de su vida en un abrir y cerrar de ojos.
—Debería llamar a alguien —dijo la mujer con voz calmada—. Le entregaré este video a las autoridades. Haremos todo lo posible para encontrarlo.
—S-sí, está bien —Trollino suspiró con cansancio, como si le hubieran quitado todo el peso de encima, pero solo para reemplazarlo con uno peor—. Si ves algo... por favor, llámame. —Con manos temblorosas, anotó su número en un papel y se lo entregó a la mujer. —Tengo que... tengo que irme.
Salió de la tienda con la cabeza baja, el corazón roto y la mente nublada por la culpa y el miedo.
Cuando llegó a casa, las voces familiares de sus amigos lo sacaron brevemente de su trance. Timba, Robin, Akela, y Mike.Exe estaban en la sala, aparentemente ajenos a la tormenta que se desataba dentro de Trollino.
—¿Trolli? —preguntó Timba, sorprendido—. Estábamos a punto de ver Ultra Rex y... espera, ¿dónde está Mike?
La pregunta detonó algo dentro de Trollino, y antes de poder contenerse, rompió en llanto. Las lágrimas que había estado conteniendo cayeron con fuerza, y entre sollozos, apenas pudo pronunciar las palabras.
—Secuestraron a Mike, Timba.
El silencio que siguió fue pesado, sofocante. Todos en la habitación se congelaron, incapaces de procesar lo que acababan de escuchar.
—¿Se llevaron a Mike? —preguntó Akela con incredulidad, su voz temblando mientras la realidad comenzaba a hundirse en ellos.
Sehh, no escribi mucho, pero lo siento mejor a como estaba planeado la primera vez jsjsjs
Les dejo mis cuentas de C.AI y Hi.Waifu <3 Mayormente hago bots de Hazbin Hotel, pero pueden hacer pedidos en mi cuenta de Twitter o alguna red social (Pronto dejare mi cuenta de TikTok)
--Berry.
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M1-K3 (LPDM)
FanfictionUn cachorro salido del laboratorio en donde fue objeto de experimento a creado controversia en todo el mundo, ya que hasta recién se supo del conocimiento de dicho laboratorio. El experimento M1-K3, jamás fue encontrado por fuerzas especiales privad...