-¿Quién soy?
Me enfrenté al reflejo del espejo con aquella simple e importante pregunta
-Nadie, no eres nadie-susurró este mientras un líquido desconocido negro uniforme emergía de las cuencas vacías que antaño serían sus ojos-. Y lo sabes, no eres mas que un títere tras una mascara. Estas rota.
Chillé asustada sin apartar la mirada de aquel extraño ser que era exactamente igual a mí descartando que las cuencas de los ojos estaban vacías y mostraban un infinito oscuro constante y, que su torcida y maquiavélica sonrisa que vestían sus labios mientras una masa viscosa y oscura subía por mis piernas hasta absorberme entera y tragarme la máxima oscuridad.
Abrí los ojos con la respiración agitada mientras observaba la estancia en la que me encontraba, mi cuerpo. Me incorporé hasta quedarme sentada sobre la cama y volví a mirar el cuarto iluminado por la luz de la luna que entraba desde la ventana y fui capaz de distinguir un cuerpo entre las sombras que se acercaba al centro del dormitorio y taladrarme con ese vacío que tenía por ojos. Exacto. Era ella. La chica que se encontraba en mis pesadillas, con esa sonrisa que la distinguía. Pero...si ella estaba aquí, significaba que yo seguía soñando.
Mientras la miraba con miedo y sorpresa entremezclados esa idea se paso por mi cabeza y su sonrisa se ensancho más.
-No...esto no es un sueño, ya no.
Dicho esto un remolino de caos nos envolvió y no pude evitar gritar aterrada por lo que sería de mi de ahora en adelante. Y grité. Mientras unas voces no paraban de repetirme una y otra vez junto con la dueña de mis pesadillas, "estas rota, rota, rota..."
FIN
