3. El nuevo amigo

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Dani sentía mucho miedo en aquel sótano: estaba oscuro y hacia mucho frío y además, escuchaba gritos que provenían de la parte de arriba

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Dani sentía mucho miedo en aquel sótano: estaba oscuro y hacia mucho frío y además, escuchaba gritos que provenían de la parte de arriba. Quería ponerse de pie y tratar de salir de allí, pero estaba muy cansado: los ojos le pesaban y sus piernas no funcionaban bien.

Sabía que su madre estaría desesperada en ese momento, sabía que ella lo estaría buscando, lo estaría llamando. Pero sabía que no lo encontraría ahí: tenía que hacer algo, tenía que salir de aquel lugar de alguna manera. No tenía idea de dónde estaba, pero era consciente del peligro que corria si permanecía allí.

De repente, a los gritos de la parte superior de la casa se le añadió un leve quejido. El sonido era casi inaudible con el escándalo de arriba, pero estaba muy cerca. Dani forzó su vista y pudo distinguir la silueta.

En la otra esquina del sótano había otro niño - o tal vez era una niña -, no sabía su género, pero si se veía muy pequeño, indefenso y sin fuerzas. Sólo producía algún que otro quejido y hablaba cosas ininteligibles.

- ¡Calla o sabrán que estamos despiertos! Shh - dijo entre susurros para calmar a su compañero de desgracias.

- ¿Dónde estoy?

- No lo sé - dijo Dani -, pero tenemos que salir de aquí.

Poco a poco y en silencio fue ejercitando los músculos y tratando de adaptar mejor su vista a la oscuridad. Esto no era tan difícil para el porque su madre siempre tenía la casa con poca luz y él se había adaptado. Ahora Dani tenía otro motivo para escapar. Debía ayudar a su nuevo amigo forzado. Cuando logró mover los brazos se dió cuenta de que no estaba atado y entonces intentó incorporarse. Necesitó tres intentos para poder sentarse. Ahora sí tocaba ponerse de pie. Ya podía usar las manos y se ayudo con ellas para mover un poco los pies.

Los ruidos de arriba seguían escuchándose, así que sabía que tenía una oportunidad. Sabía que si no escapaba mientras sus captores estuvieran entretenidos no lo podría hacer. Eso lo ánimo a ponerse de pie y aunque se tambaleó un poco, logró mantener el equilibrio.

Ahora era el turno de ayudar a su amigo. Se acercó con cautela y le habló muy bajito.

- Tenemos que salir de aquí ¿Puedes levantarte?

- No sé

- ¿Cómo te llamás?

- Pedro Her...

- Ok Pedro. Tenemos que irnos. Así que ayudame ¡Tienes que despertar!

El otro niño se dormía por momentos. Dani lo dejo despierto, recuperando fuerzas y se puso a recorrer el sótano en busca de alguna salida. Cómo era de suponer, solo había una, y daba directamente al lugar de dónde provenían los ruidos.

Con cautela, y tratando de no hacer ruido, Dani subió las escaleras y miró por la puerta entreabierta. Ahí vio a la pareja. El hombre tenia la cara sumergida entre las piernas de la mujer y al lado de la silla en la que estaba sentado había una botella media de alcohol. Dani hizo una mueca de asco y regresó donde su amigo.

Intentó borrar la imagen de arriba y se centró en ayudar a Pedro, quién poco a poco iba recuperando la consciencia. De repente se escuchó un largo gemido

- Viste puta, que soy tu macho - dijo orgulloso el hombre -.

Los gritos pararon y Dani se preocupó, pues se preguntó si habrían perdido su oportunidad de escapar. Volvió a mirar por la puerta y vio como estaba la mujer sentada en las piernas del hombre. Ahora la botella la tenían en la mano y se la pasaban uno al otro para darse tragos bien largos. Ella tenía la mano amasando el pene del hombre y el le estaba apretando las tetas a ella y se besaban y se reían a carcajadas.

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