Desesperada

9. La visión

*** Yaimy

¿Tendrían relación las desapariciones?
¿Estaría involucrado el marido de la chica en la desaparición?
¿Seguiría con vida el pobre niño?
¿Estará a salvo mi hijo?
De repente sentí una sensación extraña, no podía respirar y tiré las manos a mi garganta, tratando de quitar algo invisible que me estaba asfixiando. La chica se asustó y no sabía que hacer. Julio, que hasta ese momento estaba un poco alejado para darnos espacio, se acercó corriendo. Mis ojos se cerraron lentamente y mi mente comenzó a girar mientras veía cosas sin sentido, borrosas y oscuras hasta que de repente se hicieron más nítidas:
Vi una casa vieja, como deshabitada.
Vi frente a mi a un niño que mostraba la mano abierta, indicando un 5.
Vi como, con un poco de esfuerzo, levantaba a aquel niño en brazos y me alejaba de aquel lugar.
Vi una carretera y una camioneta oscura que pasaba, y pude distinguir a la chica que iba en el asiento del copiloto, era la mujer que habia visto en el parque, estaba segura.
Vi una curva en la carretera.
Vi el cielo oscuro.

Sentía miedo, tanto miedo que ya ni recordaba que estaba sin oxígeno, cuando de repente sentí una presión muy fuerte en el pecho y unos labios cubriendo los míos. Abrí los ojos lentamente y vi la preocupación en los ojos de Julio y de la chica. Aquella preocupación de la muchacha, rápidamente cambió a una de absoluto terror. Yo desvíe mi vista hacia dónde ella miraba y pude ver que un hombre se le acercaba a grandes zancadas con expresión de odio. Entendí lo que ocurría e intenté ponerme en pié, pero aún estaba mareada.

*** Guadalupe

Yo estaba agachada al lado de la señora, que ya había despertado y parecía estar respirando normal, cuando vi como se acercaba rápidamente. Me aterrorice y me puse de pié. Quería salir corriendo pero eso solo lo empeoraría más. Cuando llegó me asestó un golpe en la cara, lanzándome al piso y gritando cosas que no entendía aunque podía adivinar que era. Se encorvó un poco, me tomó por el cabello y me puso de pié propinándome otro puñetazo en el rostro y luego otro en el vientre. Yo lloraba en silencio, ni un grito, solo soportaba y pedía en silencio que parara pronto, sin embargo él, no paraba. Sentía que si daba un golpe más me mataría y cerré los ojos con fuerza, pensando que moriría sin encontrar a mi hijo. Cuando pasaron unos segundos y no pasó nada me atreví a abrir los ojos, lo cual fue muy difícil y no lo pude hacer por completo por lo que me costaba ver con claridad, pero alguien estaba impidiéndole golpearme.

*** Yaimy

Nos tomó unos segundos reaccionar ante lo que ocurría, Julio se levantó, no muy rápido, pues también me estaba ayudando a mí. Aquel hombre la golpeaba sin compasión alguna y ella ni se intentaba defender siquiera. Grité lo más fuerte que pude, a fin de cuentas estábamos frente a una estación de policía, no iba a permitir que abusara de aquella chica indefensa. Mientras Julio sostuvo el brazo del tipo impidiendo otro golpe, este lo miró desconcertado y por unos minutos no reaccionó; pero cuando lo hizo, soltó a la chica y se preparó para darle un golpe a Julio. Ella no podía sostenerse y cayó al suelo, yo corrí a su lado y Julio, quien no era muy fuerte, recibió un puño en el rostro, pero no hubo tiempo a más, pues mis gritos habían surtido efecto y una pareja se oficiales corrían hacia nosotros.

Entramos nuevamente a dar declaraciones y a que ayudaran a la chica que estaba muy golpeada; pero ella no quería denunciar, pues temía las consecuencias que le podría traer. Con mucho trabajo la convencí de acusar a aquel monstruo y luego le pedimos que se fuera con nosotros. La desgracia y el sufrimiento por nuestros hijos nos había unido y eso tenía que significar algo. Tenía la esperanza de que los encontraríamos; pero para eso necesitábamos fuerzas, así que fuimos a casa para comer y ducharnos.