Capítulo 12

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[...]

El escalofrío que pasó por su espalda la hizo estremecer y soltar un suspiro pesado, hacia mucho frío, era muy temprano como para que estuviera despierta, pero, su rutina de día a día no será afectada por una herida de bala, de hecho, ya no le dolía como antes y eso es un avance, pronto que se recupere y reciba noticias se irá de su país natal para regresar con su equipo.

Su vida no es tan pacífica como parece, pero, estará dispuesta a sacrificar su vida por el bien de su familia, amigos y su país.

Su trote por el cuartel era tranquilo, como si estuviera paseando por un parque disfrutando de su mañana. Realmente no tenía nada que hacer, por lo tanto, optó en recorrer dicho lugar con sumo cuidado de no caer a causa de algún escombro o algo. Su mirada se posa en algunos hombres de Alejandro que pasaban por allí y ya estaban con la labor de recoger el desastre.

–Buenos días caballeros—agitó su mano en el aire en forma de saludo sin dejar de avanzar.

–¡Sargento Pérez! ¡Buenos días!– comenta alegre un soldado dejando un pedazo de cemento en una carretilla sin dejar de mirarla para así saludarla de igual forma.

–¿Tienen información sobre el Coronel?– ahora se dirigió a los que estaban un poco más adelante quienes hacían lo mismo que el soldado anterior.

Unos la miraban y sonreían con pena, ya que no sabian absolutamente nada de Alejandro,___ por su parte les devolvía la sonrisa agradeciendo, ya estaba por marcharse hasta que uno de los vaqueros alzando su voz la llamó.

–Si, de hecho está en su despacho, por si gusta verlo– sacudió sus manos quitando el polvo que se había acumulado en sus guantes.

–¡Gracias!– se despidió con una suave sonrisa en sus labios y continuó con su labor.

[...]

Después de darse un merecido baño con agua tibia y colocarse su traje táctico salió de su "habitación" con el objetivo de visitar al Coronel y sobre todo preguntarle si sabe algo sobre Price y los demás.

En el camino ella estaba jugando con sus placas de identificación, era algo entretenido, según ella, por que claro, no tiene nada más que hacer en ese lugar, aún que quisiera no podría ir a más misiones, por lo tanto, estará a merced de sus superiores, en este caso, Alejandro.

–_____–

Alzó su vista hacia el frente encontrándose a un curioso mexicano quien tenía una caja entre sus brazos y la miraba de una forma tranquila y amigable. Sonriendo de vuelta ella da unos pasos hacia él para ver en qué puede ayudar llevando sus manos en las esquinas de la caja.

–Rudy, buenos días–

Obviamente notó las intenciones que tenía, así que hizo a un lado la caja y sonríe apenado.

–Alejandro me mataría si se entera que te puse hacer algo–

–Pero, solo quería ayudarte– baja sus manos y las coloca sobre su cintura, metiendo sus dedos entre el cinturón.

–Ya sé y lo agradezco, pero, no deberías– mira a su alrededor asegurándose de que nadie estuviera cerca– Bien, debo apurarme, si quieres ver al Coronel está en su despacho.

–Lo sé, estaba en camino a verlo, de todas formas gracias Rudy–

–Por cierto, ¿Cómo la llevas?– inclina un poco su cabeza hacia un costado para ver el hombro de su contraria.

–Oh– alza sus cejas y manteniendo su sonrisa tranquila le responde– Mucho mejor que antes.

–Me alegro, tenías a todos preocupados por tu situación–

𝐘𝐨 𝐓𝐚𝐦𝐛𝐢𝐞́𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora