Finalmente después de una gran travesía por los cielos había llegado a su país natal, en el norte exactamente.
El avión aterrizó con sumo cuidado en la pista de aterrizaje, una joven entusiasta baja del avión buscando con la mirada a los hombres con los que se iba a encontrar.
Justo a unos metros de ella habían unas camionetas esperándola, pudo apreciar a un hombre parado observándola desde su lugar con una gran sonrisa en su rostro, a medida que avanzaba pudo notar que se trababa del hombre que le tenia confianza a Kate.
Correspondiéndole la sonrisa ella extendió su mano hacia él en forma de saludo.
—Sargento _____ Reyes, un placer conocerlo al fin.
–Coronel Alejandro Vargas, para servirle– Gustosamente estrechó su mano con la de ella, pudo apreciar que los dos llevaban guantes así que no hubo tanto roce– Laswell me contó sobre ti.
–Espero sean cosas malas– bromeó.
–Muy malas de hecho– soltó una pequeña carcajada mientras que coloca su mano la cuál le saludó en su espalda para empezar a caminar con ella.
–Me intriga saber que le dijo– mantenía contacto visual.
–No te preocupes por eso– abrió la puerta para que pudiera entrar.
–Bien– entró y se acomodó en su lugar mientras le miraba con una suave sonrisa– gracias Coronel.
–Es un placer–cerró la puerta para así entrar al carro por el lado del copiloto– Rodolfo Parra, mi mano derecha –Por ende lo presentó.
–Si, se quién es, no eres el único que Laswell dió información– miró hacia el lado del conductor y saludó –____ Reyes, un gusto.
Rodolfo quién la miró de reojo sonrío mientras encendía el auto, sin dejar de mirar a su contrario.
–¿Una mexicana? Me agrada, así no estaré hablando inglés por un buen rato–
–Gracias a Dios–Vargas soltó una gran carcajada y negó con su cabeza algo divertido.
Se quedaron un buen rato en silencio, no era un silencio incómodo, si no de esos silencios que te relajan.
La mirada de la joven estaba en la ventana, admirando la belleza de su país una vez más, había olvidado por completo como lucia, sus ojos brillaban con asombro y amor hacia las calles.
–Platiquemos un rato–propuso Rudy rompiendo del silencio.
Sus ojos viajaron por el retrovisor observando a su contrario que hacía lo mismo.
–Claro, ¿De qué gustas hablar?– cruzó sus piernas y brazos recargandose en su lugar.
–Alejandro no quiso decirme absolutamente nada sobre ti, pareciera que escondía un diamante entre la adversidad, ahora entiendo por qué–
____ pudo observar como es que Alejandro miraba con cara de "Cállate imbécil" sin dejar de sonreír algo burlón, haciéndola reir en bajo.
–Mi vida no es un misterio Sargento mayor, no tengo mucho de que hablar, solo de que nunca defraudo a los demás.
No era lo que quería escuchar pero no se podría quejar, abrió sus labios buscando otro tema para conversar pero no se le ocurría nada.
–Me da curiosidad algo– Alejandro se apresuró en tomarle la palabra.
–Adelante–
–Por qué te dicen... –Hecha su cabeza hacia atrás recargandola sobre su asiento tratando de recordarlo frunciendo sus labios antes de hablar—¿Snake? Creo que era así.
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𝐘𝐨 𝐓𝐚𝐦𝐛𝐢𝐞́𝐧
FanfictionMuchos hablan que enamorarte en la guerra y sobre todo en el trabajo no es muy buena idea. Ella estaba en apuros, su corazón estaba palpitando a mil por hora, sus lágrimas amenazaban en salir. -Elige- Esa voz, esa voz que la volvía loca día a día l...