MALDITO MARKUS

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UNA HORA ANTES

¿Qué es lo peor que puede te puede pasar  después de: Encontrar a tu ex rejuvenecido, con la persona que no soportaba, pero que era su prometida y que se había convertido prácticamente en una de esas modelos de anuncios, aguantar a un chófer insoportable, quedar trancados en el tráfico y dormir en un cuarto sin ventilación con algunas paredes llenas de humedad? Pues bien, ser amenazados instantáneamente por un loco, sí, así había comenzado mi hermosa madrugada, no, no había dormido nada, ni una hora, porque al terminar mi "relajante baño" de agua helada, me había encontrado con la figura de un Markus atado, con un arma en la cabeza y arrodillado, mirándome para hacer una señal que ni yo entendía, pero que había descartado por evaluar la situación en la que nos encontrábamos.

—Bueno, pero mira lo que tenemos aquí, una gatita, ¿Qué tal la ducha, preciosa?

«Mejor que la tuya, seguro que sí, aunque creo que de por sí tu olor a puerco es natural». Las ganas de decirle lo que pensaba eran grandes, sin embargo solo me dediqué a mirar al chico frente a mí, estaba tan asustado que no lo podía creer, no obstante de su boca fueron otras palabras las que salieron de sí mismo:

—Déjala en paz—fue lo único que dijo, con un claro nerviosismo.

«Vaya que eres idiota, Markus». Fue lo primero que se me vino a la cabeza, aún así, mi único acto había sido alzar la ceja derecha. «Bueno pava, por lo menos te defiende, ¿no?» quise responderme a mi misma, aún así, solo me limité a mirar la escena y continuar escuchando lo que ellos decían.

«Vaya que sois idiotas», estaba aburrida, bien, es que me había percatado rápidamente de algo que él no. «Markus es tan idiota que no se ha dado cuenta del arma falsa», el hombre de unos treinta y cinco años  con cabello largo y barba recién hecha tampoco se había dado cuenta de la estupidez, pero vamos, es que en sus ojos se notaba la clara sustancia que llevaba en el cuerpo, tal vez alcohol.

«Que pérdida de tiempo, hombre, ¿Es que no le han enseñado lo que es un arma de juguete y una de verdad?», al parecer no, pero yo continuaba sin emitir alguna palabra, sentía que si lo hacía solo perdería mi tiempo. «Si que eres mala África, pobre del guapetón», «El guapetón tiene que aprender a diferenciar entre un objeto y el otro», le respondí a mi propia subconsciencia.

—¿Si no, qué?

—Te juro que voy a salir de aquí, conseguir tu dirección y te voy a matar.

—¿Tú piensas que estás en una película de acción por acaso? ¿Sabes quien tiene el arma?

—Pues, es que si fuera de verdad, puerco...Pero vale, mira, me ha molado ver a Markus nervioso, aún así, podrías meterte esa arma en el culo y dejarnos dormir, porque DIOS, estoy cansada, estresada y encima me estás sacando de mis cabales—le había cortado de pronto.

Estaba tan harta de verlos así, que solo me dediqué a largar aquellas palabras y después de ello en la habitación iluminada los cuatro ojos me habían mirado atentos.

Fue Markus entonces quien se encargó de mirar al hombre de mala manera y yo de reírme a carcajadas de ambos, quienes a su vez por mi acto se notaban muchísimo más enfadados.

«Vaya, lo has conseguido África, un poco de humor dentro de tu día de mierda después de aquella cita desastrosa». Necesitaba librarme de aquella situación, así que sin más continué como si nada, ellos, por su parte se limitaron a escuchar hasta que terminara de decir todo lo que tenía.

—Mira, te doy una oportunidad: O llamo a la policía y ves como pagas la fianza, o te pego una paliza que vas a recordar toda lo que resta de tu vida después de haber molestado a una mujer que sabe perfectamente cómo romperte todos esos dientecillos amarillos por el tabaco que te fumas. Elige ahora.

TRES VECES CONTIGO[EN FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora