NUESTRO ÚLTIMO ADIÓS | 1

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—Buenos días, bello durmiente.

—Bello soy, pero durmiente lo suficiente no estoy—Después del evento decidí que lo mejor era volver a mí lugar y no por el sitio, sino por la persona que estaba en él—¿Tú no me habías dicho que eran dos días?

—Creo que uno fue suficiente para darme cuenta que extrañaba mi casa. Mis gatos y mi rutina, ya sabes, cosas básicas que amo.

—Solo las cosas básicas ¿O a mí también?

—¿Te he dicho que eres un convencido?

—Esté convencido no se conforma con un buenos días...

—¡Levante de una buena vez , vago! —Ese momento parecía ser mágico, porque de pronto, estaba encima de su pecho—¿Cómo es que Mano...Manuel no te ha despedido todavía?

—Hay cosas que es mejor no decirlas—susurró en ese instante apartando un poco del cabello que me sobraba—ahora como una persona higiénica me voy a lavar estos hermosos dientes y tú, bueno no sé qué harás tú. Pero vamos que tenemos que comer algo, ya que no puedo saborear tu piel.

—Has pasado de ser un príncipe a un caníbal.

—Yo nunca dije que era un príncipe.

—Pues a mí me gustan los príncipes.

—Bueno, me puedo convertir en uno si quieres que lo haga.

—En este momento quiero ver a mis hijos—le dije en ese instante mientras salía de aquellos ojos en los que me había perdido sin haberme dado cuenta.

De pronto me vi saliendo de allí, a Markus lo había encontrado en el sofá, casi con la cabeza en el suelo y los pies encima del inmueble, al comienzo quise reírme , sin embargo sabía que si lo hacía le quitaría el sueño, por instinto decidí que lo mejor era despertarle con mi cara, no me había equivocado.

—Nos vemos en unos minutos , polvorita. Compré algunas cosas para tu nevera. Y para mí.

—¿Y tú cómo has conseguido más dinero...No me digas qué de nuevo...?

—Manuel, son asuntos míos, polvorita, aprovechemos nuestro casi último día.

—¿Nuestro casi último día?

—Pasado mañana volveré a Madrid, me gustaría quedarme más, pero al parecer el verdadero trabajo me llama.

—¿El verdadero trabajo?

—Es una historia larga, que espero conozcas, solo confía en mí.

—Ahora me sales misterioso y todo.

—Te prometo, que vas a conocerme mejor, principalmente; Porque quiero que lo hagas. Cosme no supo aprovechar la persona hermosa que eres, prometo no ser como él.

«No me recuerdes a mi ex por favor» , quise decirle, pero su tacto había impactado nuevamente mi piel.

—Mira, sé que hemos comenzado con el pie izquierdo, que apenas nos conocemos y que el amor a primera vista probablemente no exista, pero si llega a existir, quiero probarlo contigo.

—En nuestro caso, odio a primera vista.

—Di como lo quieras decir, lo que sea, mientras nos demos la oportunidad de conocernos realmente, a mí eso me basta y me sobra.

—¿Sí sabes que casi me folle a tu jefe, no?

— A mi jefe no le va a importar que te folle o te haga el amor o me lo hagas tú o en todo caso lo hagamos ambos cuando sintamos que debamos hacerlo. No importa Manuel, me importa saber quien realmente eres, lo que te gusta, lo que no te gusta, lo que te estresa, lo que te deja tranquila, por ahora, quien me importa eres junto a mí, nosotros.

»Lo único que sé por ahora de ti es: Que eres vegetariana. Que te gusta la playa, que el rock no es lo tuyo, pero que me escuchaste cantar como un idiota sin reírte de mi cara, que te encantan los gatos y por fin, que tú ex es mi mejor amigo, no África, no me importa que hayan sido algo, el tiempo pasó, yo realmente quiero vivir cosas contigo. Además si continuamos con tus gustos, que me encantan , te fascinan las fotografías. Sin embargo no cualquiera, los retratos, es lo que más te gusta y bueno, sé que te estresan algunas de mis actitudes, porque somos diferentes, aún así, aquí estamos mientras me miras con esos ojos hermosos marrones que tienes. No obstante veo todas tus pequeñas pecas debajo de ellos, mientras tus rizos parecen nubes y tu piel parda el chocolate que necesitaba para el frío invierno de cada año. Me encantas, eres loca, exótica, diferente, eres África, que seas tú me basta para querer quererte más de lo que tal vez merezca hacerlo.

Creo que fue en ese momento que mi corazón se fue derritiendo. Y junto a él, la paciencia que tenía para no besarlo como quería. Tal vez podría parecer muy asqueroso, sin embargo, mi boca estaba pidiendo por la suya. Lo hice, lo besé, me besó, lo sentí. Entonces me di cuenta de algo:

Mis ex 's apenas eran una prueba hasta llegar a quien estaba esperando sin saber que lo estaba haciendo. Markus no había sido una casualidad, Markus había sido una causalidad de las decisiones que había tomado

TRES VECES CONTIGO[EN FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora