NUESTRO ÚLTIMO ADIÓS | 2

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Decir adiós nunca va a ser fácil, no lo fue cuando por fin entendí que debería cerrar aquel círculo tóxico el cual había creado después de Cosme, tampoco lo fui cuando por primera vez tuve que ir al entierro de una de las personas más importantes de mí vida, mucho menos cuando supe que necesitaba dejar aquella África que había sido durante mucho tiempo y sabía que no lo sería cuando tuviera que dejarlo ir a él, después de los momentos que habíamos vivido en un mes, porque sí, aquel "me tengo que ir mañana" terminó convirtiéndose en: Tengo vacaciones, se me había olvidado.

Al comienzo me pareció extraño, porque ¿qué chofer tiene vacaciones tan repentinamente? o mejor dicho ¿qué chofer tiene vacaciones un mes entero con los días seguidos, era posible? No lo sabía, ni parecía real, sin embargo, decliné aquellos pensamientos al verlo rutinariamente en mi casa, los primeros días se había quedado en un hotel, los siguientes no pudimos resistirnos.

Markus me ayudaba con mis animales, con la limpieza y comida mientras yo trabajaba, según él, tenía que relajarme para poder dormir como los "angelitos", aunque él hacía que yo durmiera de esa manera con cada beso que repartía por mi cuerpo, a cada día que pasaba, era algo nuevo que conocíamos uno del otro , aún así, había cosas que no quedaban claras y que el chico de ojos verdes evitaba a toda costa. No obstante yo no pensaba tanto en ello, porque para mí estaba viviendo en un sueño del cúal prefería no dudar.

—Buenos días, polvorita—ese día me había despertado un poco más temprano, según él, aquellos serían nuestros últimos días, los verdaderos y quería aprovecharlos al máximo, no sabía que tenía en mente, aunque las maletas podrían decirme que cerca, no íbamos.

—¿Y esas maletas?—Le había preguntado tapando mis pechos con las sábanas que me rodeaban el cuerpo.

—¿Un día en Portugal?

—¿En Portugal, pero...

—Lo tengo todo bajo control, ¿aceptas vivir una aventura de un día en Portugal conmigo, polvorita?

—Eres demasiado...

—¿Impredecible?

—Y loco, ¿Cuando...

—En realidad lo vengo planeando desde hace días, ya he hablado hasta con tu amiga para que pudiera cuidar nuestros gatos. Antes de que preguntes, la contraseña de tu móvil es realmente fácil, ¿no tienes algo más difícil? Y sí, lo sé, he invadido tu privacidad, pero te prometo que es por una excelente causa, siento que necesitas un respiro, no has parado un minuto para estar tranquila.

Por un minuto pensé en espantarlo, por haber hecho algo mal, sin embargo, al mismo tiempo parecía algo bueno y sin maldad, Markus era una caja de sorpresas, siempre que podía me traía algo o hacía algo que hacía mi corazón disparar rápidamente, me encontraba en una película perfecta de romance, me gustaba, aún así no negaba que me preocupaba, sin dudarlo sentí sus labios en mi cuello al instante que se movió para abrazarme y enredarme en su cuerpo. El chico de ojos verdes repartía pequeños besos por aquella zona hasta llegar a mi frente, por algunos segundos cerré los ojos cuando repentinamente se acostó en el hueco de mi hombro.

—¿Y a qué parte de Portugal vamos?—Le había preguntado mientras acariciaba su pelo, a él le encantaba que le hiciera eso y yo sentía que era un momento tan nuestro que me rodeaba de flores cada vez que nos encontrábamos en aquella sintonía hermosa.

Praia de Senhora da Rocha, en Algarve.

—Que bien suena tu portugés.

—Supongamos que cuando era niño llegué a tener una amiga brasileña, no le entendía nada, aún así me esforzaba, nuestra amistad duró tres meses, pero bueno, me enamoré del idioma.

TRES VECES CONTIGO[EN FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora