Ausencia

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Después de unas horas Manuel despertó sintiéndose aún peor, iría trabajar igual porque para él ser responsable era un valor fundamental, así que se arregló y se fue a trabajar.

Al llegar al trabajo saludó tanto a su jefe como a Tiare y se colocó a trabajar concentrándose únicamente en eso para no pensar en las ganas que tenia de una sopita de pollo, de acostarse y dormir un rato.

—Jefe no veo muy bien al Manuel—Tiare se acercó a su jefe evidentemente preocupada.

—Yo tampoco en el descanso hablaré con él, me preocupa porque ha estado trabajando mucho.

La jornada siguió ambos observaban como Manuel seguía trabajando como de costumbre, pero en su cara se notaba el cansancio y lo mal que se sentía, finalmente llegó el primer descanso por lo que el jefe aprovechó de llamar a Manuel a hablar.

—Muchacho, te veo bastante cansado ¿Te sientes bien? —Manuel era bastante orgulloso para admitirlo—y sé que eres un excelente trabajador, así que decidí que te fueras temprano hoy.

—Jefe, lo aprecio pero mi turno aún no termina—su jefe lo miró fijamente, Manuel entendió que su jefe podía ser más terco que él—está bien jefe.

—Tranqui Manu, yo y el jefe nos encargamos, tú necesitas mejorarte—Tiare se acercó a Manuel y le dio una palmadita.

Manuel se despidió de ambos y se encaminó a su casa, pero al llegar solo decidió acostarse no tenía ganas de mucho más, al mismo tiempo Martin se estaba encaminando al café, quedó preocupado por Manuel.

—Manuu...—se acercó como de costumbre al mostrador, en donde siempre lo esperaba Manuel con una taza lista para prepararle el café que el rubio pidiera, pero él no estaba, se dirigió hacia donde estaba Tiare—Tiare ¿Vos sabes donde esta Manu?, no lo encuentro boluda.

—El Manuel no se sentía bien, así que el jefe lo mandó a descansar, pero yo me quede preocupada, se veía muy cansado.

—Tiare dame las llaves que te paso Manu—Tiare lo miró—Manu me lo contó cuando me habló de Piscola—el chico le sonrió a Tiare.

—Toma, avísame cualquier cosa.

Martin tomó sus cosas y salió de la cafetería, pensaba en que Manuel nunca pensaba seriamente sobre como su trabajo le afectaba, últimamente estaba trabajando demasiado y Martin no le gustaba verlo desgastarse tanto al punto de verlo enfermo, durante mucho tiempo había decidido mantenerse al margen, pero hoy lo iban a escuchar.

Llegó al departamento en el camino había comprado algunas cosas para cocinarle una sopa a Manuel para que tenga más energía, pensó en que era su oportunidad de cuidar de él, Manuel era difícil de cuidar, era terco y orgulloso, pero a Martin le gustaba como era, le gustaba como sonreía, cuando se ponía nervioso y comenzaba a hablar una palabra tras otra, le encantaba cuando hablaba sobre Piscola. Manuel estaba durmiendo por lo que Martin estaba cocinando tranquilamente al cabo de un tiempo el evidente olor a sopa estaba por todo departamento.

—Martin... ¿Qué estay haciendo aquí? —un ojeroso Manuel se asomó por la puerta de la cocina—huele rico.

—Ah Manu, fui a la cafetería y no te encontré, me dijeron que no te sentías bien, así que vine a cuidarte flaco, sos re afortunado

Martin sonreía y Manuel sintió un vuelco en su corazón, ser cuidado por él era algo que no esperaba, sinceramente no quería asumir que estaba agotado, igual dejarse cuidar no era mala idea.

—Gracias por molestarte, igual si queri puedes ir a tu casa, quizás vienes del trabajo o de la u.

—Manu—Martin le interrumpió y se acercó, le tomó la mano—déjame cuidarte flaco, dale, veni por acá, acóstate y yo te traigo tu sopa.

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⏰ Última actualización: Apr 18, 2023 ⏰

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El chico de la cafetería (ArgChi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora