Prólogo: Dos Huérfanos de Guerra

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Una brutal Guerra estaba tomando lugar en Hyrule, el Reino que se había alzado luego de que Demise pereciera a manos del Héroe Elegido de la Diosa Hylia siglos atrás.

Todas las razas de Hyrule convivían en armonía, pero de pronto, un día, los Gorons de las montañas, los Zoras provenientes del Río y los Gerudos del Desierto le declararon la Guerra al Rey Alloysus de Hyrule, y combatieron por mucho tiempo.

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Una noche tormentosa, sin embargo. En el apogeo de la Guerra Civil. Dos mujeres habían parido. La mujer Hyliana dio a luz a un niño, y la mujer Sheikah había tenido a una niña. Ambas mujeres querían escapar de la Guerra para proteger a sus bebés recién nacidos.

La hyliana huyó de la Ciudadela de Hyrule, mientras que la Sheikah huyó de Kakariko. Ambas, sin embargo, estaban siendo perseguidas.

La mujer Sheikah huyó en dirección a la Ciudadela, cuando de pronto alguien montado a caballo empezó a perseguirla.

Ella huyó desesperada. Estaba a punto de llegar a su destino cuando el individuo montado en el caballo la sobrepasó y le cortó el paso.

La Sheikah apegó a su bebé contra su pecho, mientras miraba al jinete y su montura.

"Los Sheikah como tú siempre han servido a la familia Real de Hyrule..." Dijo el hombre con voz profunda. "...Y los que son leales a la Realeza de Hyrule son nuestros enemigos..."

La mujer notó que el hombre tenía la distintiva piel oscura de los Gerudo, y supo que este era su líder.

"¿Por qué los Gerudos, los Gorons y los Zoras han traicionado al Rey Alloysus?" Preguntó molesta. "¡Su Majestad siempre ha sido bondadoso con todas las razas de esta tierra! ¿¡Como se atrevieron a apuñalarlo por la espalda de esta manera!?"

El hombre Gerudo rió malvadamente.

"Sheikah ilusa..." Dijo. "Todo fue un engaño... Del mismo modo que ustedes y los Hylianos creen que las otras razas los han traicionado, las demás razas creen que el Rey Alloysus los consideran unos seres inferiores que solo viven para servirlo..."

"¿Qué...?" Preguntó, y luego vio los ojos siniestros del hombre y su sonrisa maligna. Pronto lo entendió. "¡Tú les contaste todo eso! ¡Tú engañaste a todo el mundo!"

"Una mujer inteligente..." Rió el Gerudo. "Sí, fui yo quien les hizo creer a los Gorons y a los Zoras que el Rey Alloysus los consideraba unos bichos inferiores, que de no ser por los servicios que prestaban al Reino los esclavizaría, y del mismo modo, disfrazado de un mensajero, le dije a Alloysus que pronto los Gorons y los Zoras los iban a traicionar, que iban a destituirlo para tomar el control del Reino..."

La mujer lo miraba boquiabierta, y la sangre se le hervía. Así que el Líder Gerudo era quien estaba detrás de todo, él era el responsable de tantas muertes...

"Seguro te preguntarás por qué haría una cosa así..." Dijo el hombre. "Pues, por desgracia, ese es un secreto que no te llevarás a la tumba..."

Dicho esto, hizo aparecer una espada de la nada, y sólo con un chasquido de sus dedos, la lanzó y la espada se clavó en el vientre de la mujer.

Ocarina of Time: El Héroe y La SheikahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora