Capítulo 3

7 1 0
                                    

Cristian

Cuando abrí mis ojos me detuve un momento para procesar dónde estaba, es verdad estoy en la habitación de Emma y me quedé a dormir con ella porque no quise dejarla sola, me senté en la cama y busqué mis zapatillas, las encontré y me las puse luego cogí un boli y un papel para dejarle una nota a Emma, ya que yo me tenía que ir ya. Dejé la nota al lado de su cabeza y me despedí de ella dándole un leve beso en la mejilla. Después abrí la ventana y me fui.

Una vez en mi casa, me dirigí a la ducha y luego me vestí, bajé a la cocina para desayunar algo y saludé a mis padres, quienes estaban también en la cocina tomando café. Les conté cómo me iba en la universidad y se alegraron de que escogiera la carrera de psicología. Un rato después, subí a mi cuarto, cogí el móvil y mis llaves y salí de casa de camino hacia el hospital, en el cual se encontraba mi hermana Maddie, ella había tenido un accidente hace un tiempo y entró en coma hace ya cuatro meses, por eso cada mañana que tengo libre voy a visitarla.

Una vez en el hospital, entré en el ascensor ya que la habitación de mi hermana se encontraba en la tercera planta, pulsé el botón número tres y esperé a llegar arriba, pero el ascensor paró en la segunda planta, las puertas de este se abrieron y apareció una chica rubia de pelo corto por encima de los hombros, ojos cafés y llevaba puesto un vestido de un color morado claro, era una chica pija que parecía muy maja, pero cuando la conoces de verdad es una persona manipuladora y egoísta ¿por qué sé yo todo esto? Pues muy fácil, porque ella es mi exnovia, pues sí, Ada Evans fue mi novia durante un año cuando yo tenía quince años y lo dejamos porque ella me engañó con mi mejor amigo y luego no la volví a ver hasta ahora.

—Hola Cristian, cuánto tiempo —dijo Ada y se acercó a darme un abrazo, pero yo me aparté.

—Hola... —dije sin ganas.

—¿Qué haces por aquí? —me preguntó ella muy contenta.

—Voy a visitar a mi hermana —dije.

—Oh, ¿qué le ha pasado? ¿Se ha roto la pierna? —preguntó.

Sí claro, ja, que risa.

—No, entró en coma hace unos meses y voy a verla —respondí.

—Oh, lo siento, ojalá despierte pronto —dijo ella.

Venga ascensor sube ya por favor.

Y por fin llegué al tercer piso y me fui, me despedí de Ada con la mano, encontré la habitación de mi hermana que era la ciento veintitrés, entré y Maddie estaba ahí tumbada y conectada. Me senté en la silla y le empecé a contar cosas sobre nuestra familia, sobre mi nueva mejor amiga Emma y también sobre cómo me va la universidad. Dicen que la gente que entra en coma sigue escuchando y qué es bueno hablarles. Estuve allí por dos horas y luego me fui.

Llegué a mi casa y mis padres no estaban, siempre que salían me dejaban una nota en la cocina, así que fui a comprobarlo y efectivamente había una nota pegada que decía que habían salido a comer y me dejaron veinte euros para que me compre una pizza, así que llamé a una pizzería y pedí una de jamón y queso.
La comida llegó, le pagué al repartidor y me senté en la silla de la cocina para empezar a comer. Terminé y recogí la cocina, después subí a mi cuarto para escuchar un poco de música de mi grupo favorito The Rolling Stones. Media hora después alguien dio unos leves golpes en la ventana de mi cuarto, era Emma, la dejé pasar.

—Hola Cris —dijo ella entrando.

—Hola Emma —la saludé con un abrazo.

—Por cierto, gracias por haberte quedado a dormir conmigo, espero que no te haya molestado —dijo ella.

—Claro que no me ha molestado, he dormido genial. ¿Cómo te encuentras hoy? —le pregunté.

—Un poco mejor, gracias —dijo ella con una leve sonrisa.

—¿Quieres jugar a algo? Tengo bastantes juegos de mesa en el desván —propuse.

—Sí, así no nos aburrimos —dijo Emma contenta.

—Pues ven, sígueme —le cogí de la mano y fuimos al desván.

Ya estábamos arriba y yo estaba buscando los juegos de mesa en las cajas qué había, mientras que Emma estaba sentada en un sillón amarillo. Después de un rato encontré el parchís y decidimos jugar, Emma ganó la primera partida, yo la segunda y ya estábamos por acabar la tercera, tiré el dado y...

—¡Sí! ¡He ganado! —exclamé feliz.

—Muy bien Cris —dijo Emma y luego me abrazó.

—Eres la primera chica que se alegra porque he ganado, mi madre, mis primas y mi hermana siempre se picaban porque yo ganaba y no ellas. ¿Quieres algo de beber? —pregunté.

—Eh...sí, un vaso de agua estaría bien gracias —dijo ella.

—Vale, pues ahora vuelvo —me fui a la cocina, agarré un vaso y abrí la nevera dónde se encontraba una botella grande con agua fresca.

Después subí otra vez al desván con el vaso y vi que Emma estaba teniendo un ataque de epilepsia, dejé el vaso rápidamente en el suelo y tumbé a Emma en un sofá que había en aquel desván. Después de un rato, ya se le había pasado, le di agua y bebió un poco.

—Gracias, Cris —sonrió.

—No hay de qué, siempre estaré ahí para ti, no importa la hora ni el lugar, siempre estaré a tu lado —dije.

—¿Hasta siempre? —preguntó.

Hasta siempre —afirmé.

Hasta SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora