Park Jimin y Jeon Jungkook son rivales en absolutamente todo, pero jamás se han hablado, simplemente existe una rivalidad silenciosa alimentada por sus propios egos, pero, ¿qué sucederá cuando uno de ellos deje su lado competitivos por culpa de un a...
La eterna rivalidad silenciosa entre los estudiantes universitarios, Jeon Jungkook y Park Jimin, crecía día tras día después de descubrir que ambos estaban en el mismo taller de danza. No sólo estudiaban ciencias políticas en el mismo grupo de alumnos, tomando las mismas clases y compartiendo horario. Ellos tenían un pasatiempo que les hacía rivalizar sin haber siquiera compartido una sola palabra entre ambos. Simplemente, se miraban de reojo en el aula, sabiendo que uno podía ser mejor que el otro y el espíritu competitivo se fortalecía como un bambú oculto bajo tierra.
Park Jimin era quien más se exigía de ambos. Entrenaba todo su tiempo libre, tenía parches por su espalda para aplacar el dolor muscular. Había descuidado su apariencia, su cabello negro lo mantenía largo y despeinado, estaba tan delgado que tenía que ocultarse bajo enormes sudaderas que disimularan un poco su falta de peso. Sabía que sus amigos sospechaban que no se estaba cuidando, pero no podía arriesgarse a que lo alejaran de su pasión. Tuvo la mala suerte de escuchar una cantidad inmensa de buenos comentarios dirigidos hacia Jungkook sobre esa habilidad en el baile que parecía surgir de manera natural, como si no necesitara de largas horas de ensayo para aprender pasos que le tenían dejando todo de sí mismo en el estudio.
Algunas veces notaba que Jungkook llegaba tarde a clases, era en esas ocasiones que tomaba asiento a su lado por obligación, debido a que no quedaban más pupitres disponibles y Jimin siempre se sentaba adelante, tomando apuntes minuciosamente, ya que era de los pocos que preferían las libretas antes de una computadora portátil.
Nunca se saludaban, pero eran rivales, estaba al menos esa tensión entre ambos cuando pasaban al lado del otro. La única conversación que mantuvieron fue en el primer día de clases, en una actividad humillante donde tenían que hacerse preguntas entre todos para conocerse. Jimin eligió preguntarle si le gustaba el color negro, porque toda su vestimenta era oscura, Jungkook simplemente asintió, cortando de lleno el hilo de la conversación que de partida no se dirigía a ninguna parte.
Jimin se preguntaba si en algún momento podría estar en buenos términos con su compañero. Lo veía reír con sus amigos, los maestros recordaban su nombre, así como también tenían pensado necesitar de su ayuda para la gran presentación de baile que ocurría en honor al aniversario de la universidad. Mientras tanto, Jimin se sentía cada vez más pequeño, alejándose de sus propias amistades por el bien de sobresalir en algo, lo que fuera.
Entrenaba cada día, era una situación alarmante. Su cuerpo dolía como si le enterrasen miles de agujas, no podía dejar de llorar mientras miraba su reflejo en el espejo. Ya no se reconocía, no veía al chico feliz que postuló a esa universidad lleno de esperanzas. Se sentía acabado, como si el peso de las responsabilidades se llevase su espíritu de supervivencia.
Le ponía de los nervios ver su reflejo tantas veces en la pared, deseaba quebrar todos los espejos y correr lejos de ese estudio. Su respiración se aceleró, sabía que no era por la rutina de baile, algo estaba mal con él en ese momento, pero no se detuvo. Bailó como si su vida dependiera de ello, el sudor dejó pegajoso todo su cuerpo, la ropa se le pegaba, así como su cabello, la sensación era molesta, pero no podía detenerse para nada.
Entre giros, observó apenas su borroso reflejo que no lo estaba haciendo perfecto. La música le puso de mal humor, se llevó las manos a la cabeza y en un mal movimiento cayó al suelo, doblándose el tobillo dolorosamente. Lo único que pudo hacer fue gritar con todas sus fuerzas para liberar un poco ese dolor que le consumió repentinamente. Se sintió tan vulnerable como un niño que acababa de caerse de su primer paseo en bicicleta. Lloró de impotencia porque tenía claro que su tobillo no daba para más, ni siquiera podía mirarlo.
Arrastrándose por el suelo, la única opción que tenía en ese momento de desesperación y pánico era llegar hasta el estudio del frente, aquel estudio donde Jungkook debía de estar practicando.
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Nota: Holensss mi gente bella y saludos especiales a mis seguidores que siempre votan ❤️ otra koomisión, estoy ya cerrando la tanda de koomisiones, sólo dejaré las donaciones disponibles como siempre, pero koomisiones ya no más 🐺 porque pronto entro a la universidad chanchanchaaan, es una paja volver a clases, me quedan unos pocos días de vacaciones, pero la nada misma, aparte que la otra semana estaré ausente probablemente sin internet estable, porque no estaré en mi casita. La vida es dura. Muy agradecida de esta koomisión por supuesto, súper agradecida de todas las personas que pagaron por una koomisión, me ayudaron muchísimo y les debo el cielo. Roate el cielo mi reina djjd. Carlitos fuerans.
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