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Jimin cerró los ojos con fuerza, su cuerpo se tensó cuando el médico retiró los vendajes de su pierna. Había pasado por meses de terapia física después de sufrir la lesión "innombrable" durante un ensayo de baile. Su pasión había sido puesta en pausa, y lo único que podía hacer era trabajar duro para recuperarse. Casi se sentía como si su espíritu fuese hecho añicos, bailar había sido su pasión desde que era un niño y no poder hacerlo durante meses debido a su lesión, había sido una tortura.

Finalmente, el día había llegado. Los resultados de la última resonancia magnética mostraron que la lesión había sanado completamente. El médico sonrió y le dijo que podía empezar a caminar sin la ayuda de muletas. Casi no podía creer lo que estaba escuchando a pesar de que estaba listo para volver a caminar en cualquier momento. Era consciente de que su lesión no duraría toda la vida, pero aun así se le hacía impresionante escuchar que sería dado de alta.

Jimin sonrió, pero sus ojos se llenaron de lágrimas. No podía creer que había llegado tan lejos después de tanto esfuerzo. Jungkook, su confidente, estaba a su lado sosteniéndole la mano. Había estado allí desde el primer día de su lesión, apoyándolo en todo momento. No podía evitar amarlo con toda su alma, era el chico de corazón más puro que había conocido, y lo adoraba. Estaba seguro de que no habría sido capaz de asistir a la universidad si no fuera por él.

Miró a Jungkook con gratitud. Había sido su roca durante todo el proceso, siempre alentándolo y animándolo cuando sentía que no podía continuar. Le apretó la mano con fuerza, a punto de abrazarlo para derretirse entre sus brazos.

— ¡Lo logramos, Jungkook! — Dijo Jimin emocionado.

Jungkook sonrió de vuelta, y sus ojos brillaron con lágrimas contenidas. No podía estar más orgulloso de Jimin por haber superado esa difícil etapa. También tenía ciertos sentimientos encontrados, había establecido una relación más cercana con Jimin después del accidente, podía decir que ahora estaban tan unidos debido a esa desgracia. No le alegraba que Jimin se lesionara, todo lo contrario, sufrió junto a él a lo largo de su recuperación, sin embargo, no podía evitar apreciar cada momento que pasaron juntos.

Juntos, caminaron lentamente hacia la puerta del hospital después de que su visita al doctor terminara, sintiendo el sol brillando en sus caras mientras salían del edificio. Jimin se detuvo un momento y cerró los ojos, respirando profundamente el aire fresco. Había cojeado un poco debido a la falta de uso de su pierna durante tantos meses. Observaba a la gente a su alrededor, con sus vidas ocupadas y llenas de actividad. Él se había recuperado por fin, pero no se sentía del todo así, todavía tenía que acostumbrarse a caminar nuevamente y tenía miedo de lesionarse otra vez.

Jungkook lo miró y le tomó de la mano.

— Vamos, Mimi, podemos ir a casa ahora.

Jimin sonrió ampliamente, y juntos se dirigieron hacia el coche. Jungkook condujo con cuidado, mientras Jimin se sentó en el asiento del copiloto. Cada tanto, miraba hacia abajo a su pierna, asegurándose de que todavía estaba allí, y sonreía aliviado al comprobar que funcionaba sin problemas. Entonces los recuerdos de todo lo que pasó le bombardearon. Recordó el dolor y la frustración que había sentido durante su terapia física. Cada vez que intentaba mover su pierna, sentía como si no pudiera hacerlo, y eso le hacía sentir aún más desanimado. Había pasado días enteros llorando en su habitación, incapaz de encontrar una manera de lidiar con su situación.

No entendía el motivo por el cual le deprimía tanto pensar en todo lo que pasó y en lo doloroso que fue el no moverse por tanto tiempo. Se sentía extremadamente sensible, la cojera temporal le causaba ciertas inseguridades. Jungkook no era un tonto como para no darse cuenta del repentino cambio de humor, le preocupó de inmediato y le miraba cada cuantos segundos esperando que le dijera algo, pero mantuvo el silencio por todo el viaje a casa y no quiso perturbarlo.

HOSPITAL BEDS 病院 KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora