Es cierto que, dentro del inmenso universo, la Tierra es sólo un pequeño pedazo de roca insignificante; sin embargo, también es cierto que es uno de los pocos planetas que alberga tanta cantidad de mundos dentro. El principal es el Terrestre, donde lo habitan diferentes tipos de vida. Vida pura, incluida la humana. Estos seres junto a los animales son atesorados por los Dioses, quienes no dudaron en llenar de lujos a la vida Terrestre. Lejos de ser esto un beneficio total para los Terrestres, la envidia en los otros mundos se encendió como una fuerte llama de fuego, llevándolos a atacar al mundo favorito de los Dioses; fue allí que las deidades tomaron la decisión de crear una nueva especie, la primera evolución divina de los humanos: los Stellas -Estrella en latín, pues son seres de luz-.
Cada uno de estos nace en cuanto un humano, elegido por los Dioses, muere -por lo general, no llegan a los veinticinco años-. Los Stellas nacen con sus valores ya inculcados, pero olvidan gran parte de su vida o, al menos, las emociones que sintieron en cada momento de ella, dejando sólo una película vacía en sus cabezas. Como su deber es proteger la vida Terrestre, los Dioses les crearon un sexto sentido que se basa en la preocupación o miedo excesivo a que le ocurra algo a quienes deben proteger, dejándolos sin alternativa a la hora de cumplir su misión. Por obvias razones, desarrollan mucho mejor sus instintos y habilidades naturales como su velocidad, fuerza, natación y agilidad; algunos de ellos incluso poseen el talento de alzarse en los aires con grandes alas, pero sólo unos pocos lo tienen.
Los Stellas no sólo son mucho más desarrollados en el ámbito físico e instintivo; también lo son con sus emociones, pero esto suele causarles más problemas que beneficios.
Otra gran diferencia entre los humanos y los Stellas, es que estos últimos no pueden procrear de ninguna forma, pues su método de creación es nacer luego de que un humano en específico tuviera la oportunidad de vivir.
Antiguamente se creía que los Stellas tenían un fuerte poder de atracción por su belleza; sin embargo, años después se confirmó que se debía al aura pura que los rodeaba. Para algunos era benéfico atraer a sus presas con la Atracción Divina; para otros, por el contrario, era una maldición ser distinguidos entre las multitudes. Si un Stella no era cazador, inmediatamente se convertía en la presa.
El amor no está prohibido, pero el contacto directo entre humanos y Stellas es otra historia. Más aterradora. Más triste. No puede haber relación a menos que seas de esos pocos que pueden volar, e incluso así, las restricciones son muchas. Los humanos le temen a lo desconocido, a lo superior; si se enteraran de que hay una especie que supera por mucho sus capacidades... los resultados serían caóticos.
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Pétalos De Un Amor Cruel - Saga Defensores #1 [EN PROCESO]
Paranormal"Un chico destinado a proteger a la humanidad; una chica con el deber de salvarse a sí misma de su familia". Ambos se encontrarán durante una fría noche canadiense, donde él cumplirá con su trabajo en el lugar equivocado, y donde ella confundirá los...