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POV SAKURA

Llegamos de la clínica...
Estoy un poco nerviosa.
Entró al dormitorio de papá, con mi pequeña Sumi, dormida en los brazos.

Para sus ocho meses, pesa unos buenos siete quilos y medio.
Me pone feliz saber que los aumento mientras estaba en la internada, dónde se ocuparon de su salud y solucionaron todo lo que venía mal con ella.

Verán, la familia de mis pequeños, era de bajos recursos.
Tanto que Haru debería haber iniciado preescolar el año pasado, y nunca ocurrió.

Servicios sociales tiene tanto trabajo, que no puede estar sobe cada niño que tiene problemas en la ciudad.

Cuando le pregunté a Haru si tenía amigos en la escuela, él me dijo que no iba a la escuela, por lo general, se sentaban en la estación de trenes, que era la más cercana, y esperaban que las personas que iban y venían les dejaran dinero en una lata que su madre les daba. Esto lo hacía junto a su hermano mayor. Un jovencito de catorce años, que había muerto por inhalar monóxido durante el incendio.

De hecho, solo un puñado de personas sobrevivieron al siniestro. Mis niños, unas mujeres del piso de arriba, dos ancianos que estaban en el piso de abajo y un grupo de hombres extraños, que no estaban cuando sucedió.

Todas eran personas de bajos recursos. Incluso raritos.
Trate de ser objetiva, y compadecerme, pero me alegraba de que los niños se alejaran de ese ambiente. Estaba segura de que las mujeres del piso superior eran prostitutas, y los hombres que daban miedo, debían ser pandilleros.

En fin... Sumi había ingresado con bajo peso, anémica, con problemas respiratorios, pero ahora estaba sana, y era una bebé fuerte.

Kurenai me había recibido apenas llegamos de la clínica.
No querían abrumar a la pequeña con muchos rostros nuevos de golpe. Pero mí ansiosa cocinera tenía dos bolsones de ropa que Mirai había dejado casi nueva. Muchas cosas las había comprado yo misma para la niña. Me puse tan feliz. No es como si tuviera ninguna necesidad. Mis esposos ganaban muy bien, tenía la herencia del abuelo y el dinero de papá. Podía vivir cómodamente está y dos vidas más, sin que las cuentas bancarias sufrieran en lo más mínimo.
Comprar ropa para Sumi no era un problema. Sin embargo, el gesto, me hizo enormemente feliz. Porque cada body, cada vestido que Mirai había usado, lo compre con amor, con el mismo amor que Kurenai lo guardo. Y ahora me lo estaba dando...
Fue algo muy hermoso.

Tsuna sonrío en cuanto nos asomamos a la puerta y le acomodó las almohadas a papá para que estuviera semi sentado.

Mis rodillas temblaron un poco. Estaba emocionada de presentarle a mí hija.
Solo teníamos las guarda, pero el juez no tardaría en firmar la adopción. No tenía dudas. Esto era solo una formalidad, para que sus colegas no estuvieran sobre él si hacía las cosas muy deprisa.

"Bienvenidas a casa." Dijo la máquina que reemplazaba la voz de mí padre.
Extrañaba tanto escucharlo, pero al menos aún estaba a mí lado.

Llegué hasta su cama y coloque la pequeña dormida a su lado.
Tenía el cabello negro, apenas crecido, ya que habían tenido que cortarlo tras el incendio.
Sus ojos estaban cerrados, pero papá sabía que debajo había dos orbes oscuros, que miraban con mucha curiosidad.
Cada día desde que empezamos a cuidar de ellos, le habíamos enviado a papá fotos, y mensajes, yo le llamaba cada noche, luego de que Haru durmiera, para contarle nuestra día.

"Es muy hermosa. Estoy muy feliz."

—Tambien lo estoy. Y asustada, y nerviosa...— reconocí.
Está era la primer noche con Sumi en casa. Aun no sabía cuál de mis esposos iba a venir a casa conmigo. Uno de ellos se quedaría con Haru.

Gemelos Uchiha🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora