Capitulo diez.
Marizza.
Anoche, entre idas y vueltas, y en la que fue probablemente una de las noches más difíciles de mi vida, terminé durmiendo en el departamento de un chico que había visto tres veces en mi vida; esta era la cuarta. Debía estar tocando fondo para haber aceptado dormir aquí, pero lo hice. De todos modos, tampoco me arrepiento.
La primera noche en su departamento parecía eterna. Él me cedió su habitación mientras dormía en el living. Su cama tenía un aroma exquisito, todo el departamento olía a él y eso me encantaba. No pude dormir mucho de todos modos; fue más lo que lloré que lo que dormí en realidad. Extrañaba mi casa, mi cama, mi ropa, mis cosas. Quería volver, pero no quería tener que soportar a Sonia Rey y su perfecta familia. No me sentía cómoda con ellos.
Esa misma noche, su perro, Thor, se subió a la cama y durmió conmigo, haciéndome compañía toda la noche. Siempre había querido una mascota, pero mi padrastro era alérgico a ellas, por lo tanto jamás me dejaron tener ni siquiera un hámster. Aunque fuera solo por una noche, fue la primera noche que no me sentí sola.
Me acurruqué junto a Thor, acariciarlo me ayudaba a calmarme un poco, a alejarme del dolor y la tristeza que sentía.
A la mañana siguiente, nos despertamos temprano. En realidad, él me despertó a mí. Pablo entró silenciosamente en la habitación con una bandeja en las manos. Me llevó el desayuno a la cama, y fue el gesto más lindo que alguien tuvo conmigo en mucho tiempo.
Puso caricaturas en la televisión y desayunamos entre risas y comentarios tontos de él, hasta olvide porque lloraba la noche anterior.
—A veces, cuando estoy mal, miro los dibujitos que veía cuando era chico— dijo — eran tontos, pero aún así siempre me hacían reír... aún lo logran—
Claro, tuvo razón, porque por un instante, volvimos a ser chicos. Desayunamos en la cama, miramos caricaturas y reímos un largo rato. Se sintió como un instante de alivio, como si durante un rato, nada de lo que paso anoche hubiera sucedido.
Luego, como prometió ayer, Pablo me acompañó a mi primera entrevista de trabajo en la empresa de su tío, donde él llevaba trabajando ya dos años. No teníamos otra opción que ir en mi coche, ya que el suyo estaba en el taller. En el camino, decidimos pasar a buscar a Tomás y Pilar por su departamento, quienes también trabajaban en la empresa Bustamante. La sorpresa en sus rostros al vernos juntos fue evidente, y se convirtió en asombro cuando les conté que me había ido de casa. Todo había sucedido tan rápido; mi vida había dado un giro en menos de doce horas.
Me emocionaba la idea de trabajar con ellos, era como un sueño hecho realidad, compartir el día a día con mis mejores amigos y con Pablo, quien con cada minuto que pasaba, me caía aún mejor.
En el trayecto hacia la empresa, aproveché para contarles a mis amigos un poco más sobre mi situación, aunque evité entrar en detalles. Sentí que no valía la pena hacerlo. Ellos fueron comprensivos, y me ofrecieron un lugar en su departamento el tiempo que lo necesitara. Pablo, por su parte, no quiso quedarse atrás, e hizo una contraoferta, mencionando que le agradaba tener compañía en casa y que sabía de un departamento igual al suyo que pronto estaría disponible en el edificio, frente al suyo. Quería que me quede junto a él, hasta poder conseguir un lugar mejor.
—Pensalo, es un buen lugar, económico y me tendrías a mí de vecino, por si sucede alguna emergencia o necesitas algo— había dicho —Mientras tanto te quedas conmigo, hay lugar de sobra para los dos—
Le prometí que iba a pensarlo, no quería aprovecharme de su confianza, Pablo no dejaba de ser un simple conocido, con él cual ahora nos llevamos bien, pero durante la convivencia ¿quién sabe? tal vez terminamos odiándonos. Aunque me gusta la idea de vivir en su mismo edificio, frente a él. Verlo todos los días.
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Como amar a un he man trucho- Pablizza
Fiksi PenggemarLADO A || ¿Hasta a donde llegarías por amor? Marizza es una joven recién egresada de la secundaria, atravesando nuevos caminos, en busca de ser querida.