⋆·˚ ༘ * ᴵ ʰᵃᵗᵉ ʸᵒᵘ ⋆·˚ ༘ *

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Su respiración estaba agitada y sus ojos rojos y calientes, había estado gritado durante bastante tiempo.

Gritándole a su novio, o a su ex, no pensaba en eso en ese momento, solo pensaba en que todavía no terminaba.

No se inmutaba ya por las lágrimas de impotencia que salían de sus ojos cansados y tristes, tampoco del puchero inconsciente que se formaba en sus labios ni de que cada vez su rostro se veía menos molesto y más lastimado; solo podía concentrar su mente en el chico frente a él, aquel pelinegro que pensó pasaría el resto de sus días a su lado, pero que había comprobado que una estupidez podía arruinarlo todo.

—...No sé que pensaste, no sé que mierda te pudo llegar a pasar por la cabeza... y creo que ahí está el problema, vos no pensás— dijo mirándolo fijamente, aunque su rostro se veía borroso. —¿No me vas a decir nada Iván?— su voz se ahogaba en su garganta mientras el alto lo miraba sin cambiar su cara de serio.

—Sabés lo que pasa, sabés que mis viejos no lo aprueban, ¿qué querés que haga?— a Rodrigo le dolían esas palabras, le dolían en el corazón aunque ya las había escuchado más de una vez.

—¡No, basta! Estoy harto de la excusa de "mis papás no me dejan" pelotudo, tenes veintidós años ¿ok? no quince, no doce, no diez, veintidós para veintitrés... y aparte conozco a tus viejos y sé que les chuparía un huevo si te gusta la pija, ellos, a diferencia de vos, evolucionaron... y te vengo bancando cinco años de excusas de mierda para no verme, de tratarme como a una puta encerrándome en tu ropero cuando tu vieja subía a la pieza y entraba sin tocar, de que de repente te pinte no hablarme por semanas y yo me tenga que aguantar— casi no podía hablar, se le cortaba la respiración cada tres palabras. Se sentía morir por cada segundo que seguía esta pelea —Pero esto ya es demasiado—.

—¿Podés escucharme un segundo? no te pongas tan celoso, ella aceptó estar conmigo para que mis viejos no sospecharan, ya se estaban oliendo algo— el ojiverde lo cortó al grito de "Calláte".

—¿Podés escucharme vos un segundo la puta que te parió?, lo último que le tengo a esa piba es celos, siento más lástima porque claramente se enamoró de un hijo de re mil puta que le chupa un huevo los sentimientos de los demás siempre y cuando él salga ganando, sos una basura Iván, una mierda, ¡Dios! no sé como mierda te banqué tanto— se agarró la cabeza cuando un dolor punzante atravesó su cráneo de un lado a otro, le iba a explotar el cerebro, se tenía que ir de allí.

—No sé que querés que haga...— dijo cruzándose de brazos y negando hacia un lado con la cabeza, no podía mantenerle la mirada; él también quería irse de allí, no quería seguir enfrentándose a la bola de nieve que formó durante cinco largos años.

—¡Quiero que, por una vez en la vida, me digas la verdad y tomes la iniciativa en tu vida!— se quedó sin aliento unos segundos, su voz se había quebrado en medio del grito haciéndolo sonar más desgarrador, y sus manos formaban fuertes puños de nudillos blancos que lastimaban sus palmas. —¿Alguna vez me quisiste?— preguntó en un tono grave, pero lo suficientemente alto como para que el otro lo oyera.

—¡Obvio que te quise, te quiero!— sus brazos seguían enredados pero sus ojos se dirigieron a la pequeña figura a unos metros frente a él con un ceño levemente fruncido; como solía suceder, Iván no pensó mucho en su respuesta y solo abrió la boca diciendo lo mismo de siempre, solo que esta vez se sintió un poco mal por la cara de decepción de Rodrigo.

Los ojos verdes del contrario se veían más grises por la luz de neones del callejón, la música del bar seguía sonando; no había dejado de hacerlo en todo ese tiempo pero antes sonaba más lejana, ahora ambos notaban como si los hubieran devuelto a la realidad, como si les hubieran reventado una burbuja en la que se habían encerrado por motus propio, más por parte de uno que de otro.

—...No vuelvas a llamarme, no intentes contactarme, alejate de mis amigos... si te vuelvo a cruzar te rompo la cara como tu viejo nunca hizo cuando estabas conmigo— escupió con rabia una vez que su voz se lo permitió para salir corriendo de allí empujando a Iván, que le obstruía el paso en el callejón de luces azuladas.

Y maldijo internamente a la voz, que lloraba y gritaba como un niño desconsolado, que quería que suceda como en las películas y que el pelinegro se gire, lo tome del brazo y lo bese.

No era un show, eso era la realidad, Iván no lo amó nunca y no lo haría ahora que se estaba yendo de su vida para siempre; solo tenía que aprender a vivir con la carga de haber desperdiciado cinco años de su vida en los que su cuerpo estuvo pausado, como congelado en el tiempo, en su relación de mentira.

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⁸⁷¹ ʷᵒʳᵈˢ

.𖥔 ݁ ˖ ᴏɴᴇ-ꜱʜᴏᴛꜱ ʀᴏᴅʀɪᴠᴀɴ .𖥔 ݁ ˖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora