⋆·˚ ༘ * ᵀʰᵉ ᵒᵗʰᵉʳ ᶜˡᵒᵗʰᵉˢ ⋆·˚ ༘ *

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—¿Querés que te preste ropa?—.

Esa sola pregunta de parte del pelinegro hacía que su rostro normalmente dulce y sonriente pase a ser serio, tirando a molesto.

A Rodrigo le encantaba el gesto de Iván de darle su ropa cuando se quedaba a dormir, o cuando por situaciones distintas se manchaba, o simplemente tenía frío y no se había traído nada y entonces Iván le creía su campera, su buzo, cualquier cosa que tenga en el momento.

Pero algo que le había confesado ya al menor -tragándose su orgullo- era que no le gustaba usar su ropa porque le quedaba demasiado grande.

El castaño usaba ropa oversize claro, obviamente de su talla, pero debido a que Iván era más alto y tenía los brazos más largos, con sus prendas él parecía un muñeco de trapo mal acomodado.

Y en parte también aumentaba su inseguridad al ser bajito, una inseguridad que él aseguraba no tener pero que estaba ahí medio oculta tras su confianza, ya que lo hacía ver más chiquito de lo que era.

—No dejá, algo debo tener por acá— dijo luego de unos segundos de silencio mirando un punto fijo al lado de la cabeza de Iván.

El pelinegro asintió y de vez en cuando miraba hacia él, que buscaba con frustración en el cajón de la cómoda algo medianamente de su talle; recordaba que se había dejado ropa en casa del más alto para ocasiones como esta.

—¿Tenés idea de dónde hay ropa mía? Dejé como dos conjuntos de pijama y no hay nada..— dijo una vez que se le cansaron los brazos de revolver y acomodar la ropa en su lugar.

—No, ni idea, a lo mejor la metí a lavar... Si estaba en el piso seguro— dijo Iván fingiendo hacer memoria.

Obviamente sabía dónde estaba la ropa, él mismo la había tirado debajo del último cajón para que Rodrigo no la encuentre nunca; sabía que al ojiverde no le gustaba ponerse su ropa, sabía que le generaba inseguridad pero para eso estaba él ahí, para darle esa seguridad y confianza que necesitaba.

Tal vez no era el mejor método, pero era algo. Cómo la terapia de shock.

Una remera estrellándose en su cara lo despertó de sus pensamientos.

—¿Qué pasó?— preguntó al ver la cara molesta de Rodrigo.

—Nada— dijo simplemente y lo ignoró, aún con su rostro de cejas rectas y labios fruncidos.

Con un suspiro resignado tomó un par de prendas del cajón -las más pequeñas que pudo encontrar- y se encerró en el baño.

Cómo supuso el pantalón le quedaba grande y se le caía, pero era eso o bóxers, y aunque no tuviera problema hacían dos grados fuera y la casa de Iván era un congelador hasta que la estufa eléctrica hiciera lo suyo.

Lo mismo con la remera, que sin ser suficiente que le llegue hasta debajo de los muslos tenía que arremangarse las mangas de lo largas que eran para no parecer un niño con la ropa de su padre.

Se miró al espejo con los labios fruncidos hacia abajo y salió, tal vez más brusco de lo que pretendía.

El pantalón safaba, pero se iba a sacar la remera manga larga y la iba a cambiar por otra manga corta, por lo menos para maniobrar sin enredarse él mismo.

—Pero te quedaba bien— dijo bajito Iván acercándose por atrás cuando se sacó la remera.

—Bien para el culo, me quedaba enorme— se quejaba mientras buscaba otra, sintiendo la mano del pelinegro acariciar su espalda suavemente a modo de consuelo —Mirá, entran dos Rodrigos adentro del pantalón— dijo enderezándose con la prenda en una mano mientras que con la otra estiraba el pijama para mostrarle todo el espacio que sobraba.

—Es verdad, ¿Pero qué tiene? Estás en casa, en pijama, la idea es que estés así nomás— dijo buscando la mirada del mayor, que seguía fija en el pantalón —Eu mirame— levantó un poco su mentón con una mano, de manera suave para mantener cierta tranquilidad.

—¿Qué me vas a decir? ¿Que me queda lindo?— el castaño estaba prácticamente susurrando debido a la repentina cercanía.

—Te iba a decir que me pasan cosas cuando caminás y el pantalón se te baja hasta la cadera y como estás sin remera no dejás mucho a la imaginación, pero sí, te queda lindo también— dejó un suave beso en sus labios abultados luego de que Rodrigo suspirara involuntariamente por el comentario.

—Soy yo el que tiene que decir esas cosas che, vos supuestamente sos el modesto— dijo con una sonrisa boba acariciando los cabellos sueltos que le caían por el cuello.

—Modesta tengo la pi-— un nuevo beso lo calló antes de que termine, con una sonrisa de parte de ambos sintiéndose en los labios ajenos.

Era suave pero duró unos segundos más que el primero.

—Pero posta, que te chupe un huevo— continúo Iván, con las manos ahora sosteniendo el rostro del más bajo y mirándolo con los ojitos medio cerrados, memorizado una vez más sus facciones —Todo te queda bien, sea más grande o más chico vos sabés lucirlo— le dejó un piquito en los labios —Y por eso me gustás tanto— otro —Aunque parezcas las Barbies de mi hermana cuando ella misma les cosía ropa nueva— y otro más entre risas.

—Ibas tan bien— aún con los ojos cerrados y la sonrisa perdida de cariño dejaba su rostro ser levantado por las manos delicadas de su novio, sintiéndose un poquito mejor —¿Te gusto mucho mucho?— preguntó abriendo sus ojitos llenos de ilusión.

El pelinegro asintió varias veces con las mejillas levemente coloreadas, no era la primera vez que se lo decía pero tal como Rodrigo había dicho, él era el "modesto" -en realidad el vergonzoso, pero no lo diría en voz alta-.

—A mí también me gustas mucho mucho— dijo tiernamente, acelerado el corazoncito de Iván.

—Te quiero mucho— dijo con una sonrisa enamorada ladina y los ojos medio cerrados, contando sus lunares.

El mayor no dijo nada, pero lo dió a entender cuando acercó sus labios una vez más para terminar la noche entre besos duraderos y palabras de cariño.

A veces no se necesitaban -o simplemente no existían- palabras para expresar lo fuerte que golpeaban sus corazones cuando estaban junto al otro, en una danza desenfrenada y hermosa al compás de sus latidos.

Y desde esa noche Rodrigo dejó de lado sus inseguridades poco a poco y comenzó a verse a sí mismo de la misma manera que lo veía Iván, sintiendo un calor en su pecho cada vez que dejaba de preocuparse por cómo se veía.

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¹¹⁰³ ʷᵒʳᵈˢ

Capítulo corto para descansar despues de las 7k del anterior jiji

Aviso q voy a andar publicando capítulos los viernes a la tardecita pq mis horarios son una mierda hasta nuevo aviso, besitos recuerden votar la estrellita que me da ilusión <3

PD: Gracias por las casi 6k de lecturas 🥺💕

.𖥔 ݁ ˖ ᴏɴᴇ-ꜱʜᴏᴛꜱ ʀᴏᴅʀɪᴠᴀɴ .𖥔 ݁ ˖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora