Entrégate

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Eren como cada mañana llego temprano a la antigua cafetería donde trabajaba.

Al llegar, de inmediato se puso el delantal que era lo único que le faltaba del uniforme y se apresuró a realizar sus labores en completo silencio, el cual solo era roto por el sonido de las sillas al ser acomodadas y el canto de las aves que se encontraban en el jardín.

Pero mientras se aseguraba que todos los saleros, azucareras, servilleteros tuvieran la cantidad suficiente de producto escucho a su jefe hacer una llamada desde su oficina, y aunque le parecía de mal gusto escuchar llamadas ajenas, la curiosidad fue mayor y agudizo su oído para poder escuchar mejor lo que decían, y aunque perdía algunas palabras de la conversación, no tenía dudas de lo que ahora estaba escuchando. Su jefe estaba llorando.

Seguramente de nuevo tenía problemas con su esposo por alguna tontería, pensó. Aunque nunca antes lo había escuchado llorar, solo colgar el teléfono de golpe. Por lo que esta vez decidió entrar a su oficina sin permiso, ni siquiera anunció su entrada, estaba preocupado por su jefe. Además se estaba dejando llevar por sus instintos de Alfa.

Como te atreves

A mirarme así

A ser tan bella

Y encima sonreír

Mía, hoy serás mía por fin

Al abrir la puerta, la mirada de Levi se fijó en el por unos instantes y lejos de molestarse como normalmente sucedería si alguien abría así la puerta de su oficina. Tan solo se apresuró a llegar a los brazos de Eren quien sin dudar lo abrazo y libero sus feromonas para intentar calmarlo, pero no parecían tener efecto en el pues su llanto no se detenía y ahora había ocultado su rostro contra el pecho de Eren y apretó el abrazo.

Levi odiaba estar así, pero los supresores que llevaba tiempo tomando ya no surtían efecto y tan solo lo ponían extremadamente sensible, por lo que la noticia que Erwin acababa de darle había tenido un mayor efecto en él.

Eren estaba preocupado pero no podía hacer nada más que permitir que lo abrazara tan fuerte como necesitara aunque para ser un Omega era demasiado fuerte. Además ahora podía acariciar al menos la espalda de Levi, algo que había deseado por mucho tiempo.

Lentamente las feromonas de Eren calmaron a Levi quien por fin pudo controlar su llanto y ahora sin pensarlo había dejado salir todas sus feromonas contenidas pues el efecto del supresor se había terminado.

—Me pidió el divorcio. — Fueron las únicas palabras que Levi logro pronunciar. Pero desde que hablo alzo la vista, miró fijamente los ojos verdes de Eren quien se había sonrojado, pues el tenerlo así entre sus brazos era algo que ni en sus sueños más fantasiosos había logrado.

— ¿Por qué te sonrojas?— Pregunto Levi dedicándole una ligera sonrisa la cual quedó grabada en la memoria de Eren pues todo aquel que conocía a Levi sabía que él no sonreía con facilidad.

—Eres aún más hermoso cuando sonríes. —Confesó Eren sin pensar.

Cierra los ojos

Déjate querer

Quiero llevarte

Al valle del placer

Mía, hoy serás mía lo sé.

El nuevo barista de la vieja cafeteriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora