Hola! Bueno está historia originalmente es HunHan. La pueden encontrar bajo el mismo nombre en mi cuenta de amor Yaoi bajo el mismo nombre solo que mi usuario es AoixReita.
Originalmente este es un Os. Pero debido a que es muy largo lo dividire en partes. 😅 Ojalá que les guste tiene temas sensibles así que por favor si no te gusta no denuncies, ya que no es una historia bonita.
Por favor-suplicaba tirando casi sin energías de sus amarres-. ¡No pueden hacerme esto! ¡Ayuda! ¡Ayuda, por favor! Escuchaba a su padre luchando todavía con algunos campesinos en un establo, era un hombre grande, por lo que entre varios lo estaban conteniendo. Su madre y hermanas lloraban dentro de la cabaña, mirándole desde la ventana en espera de lo inevitable… al igual que muchos otros pobladores, que de forma morbosa, ansiaban ver que aquello sucediera. Jungkook era un joven como cualquier otro… pero que había sido elegido por el azar para ser ofrecido como sacrificio para la criatura que asolaba el pueblo desde hace varios días. Mujeres y niños habían desaparecido, luego se encontraban sus cuerpos, secos y sin vida en las orillas del río. El sacerdote del pueblo dijo que era un ser de la noche, un monstruo que se alimentaba de sangre, una bestia terrible que los hombres no pueden combatir con sus armas mortales… porque es un ser inmortal. Sólo quedaba darle algo en son de paz, que se alejara y los dejara tranquilos. El sacerdote del pueblo, seleccionó a unos cuantos muchachos y entre ellos se hizo el sorteo. Nadie estaba de acuerdo, al menos, hasta que ninguno de ellos resultó elegido.
Había un vampiro en el pueblo, o eso explicaba todos los crímenes cometidos. Y por ello… había que ofrecer un sacrificio, una ofrenda para que el monstruo los dejara tranquilos. Pocas personas, como el padre del chico, cuestionaban qué diferencia haría entregar a un muchacho si el monstruo venía bebiendo de varias personas por noche. Pero el sacerdote, dueño de la verdad como siempre, lo mandó a callar, mientras que Jungkook, era llevado a la plaza. Lo ataron a un poste, con los brazos por encima de la cabeza y las muñecas cruelmente aprisionadas por una gruesa soga, le arrancaron parte de la ropa, y lo dejaron con la precaria camisa blanca que no llegaba a cubrirle las piernas. Temblando, hacía casi una hora que estaba allí atado. Tenía los brazos entumecidos, la circulación en las muñecas había sido cortada y moría de frío. Ya no escuchaba las peleas de su padre, probablemente habían conseguido tumbarlo.
El silencio… el silencio era insoportable, el silencio se prolongaba como una garra que le apresaba y le hacía sentir más desnudo de lo que ya estaba. Y entonces… escuchó aleteos, fuertes aleteos de alas enormes. Presa del miedo, volvió a esforzarse por tirar de sus amarras, sin éxito. Alzó el rostro y ahogó un grito… al ver de frente a una alta y negra figura.
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Y la eternidad era larga y, pasarla en medio del aburrimiento era peor que la muerte. Aunque su rostro permanecía inexpresivo y sus labios apenas alcanzaron a formar la línea ligera de una sonrisa, sus orbes eran las que delataban lo extasiado que le tenía toda aquella situación... que retorcida era la mente de aquel sacerdote humano y que hermoso muchachito había ido a conseguir. Observó la procesión desde las sombras, el mejor asiento se encontraba siempre en las alturas pues desde ahí alcanzaba a contemplar la escena entera e, irónicamente, los aldeanos nunca miraban hacia arriba.
