Hola! Aquí está la cuarta parte de la historia. Si ven algún error me avisan, me alegro de que les guste aunque no es la típica historia de amor.
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Foūr
Odiaba tener que escuchar sus propias palabras pasándole factura, odiaba tener que saber todo eso... odiaba que quedara un registro de cada cosa que pensaba. Iba a estallarle la cabeza, y casi podía sentir el cráneo quebrándose, se llevó las manos allí y apretó sus cabellos.
-¡No fue eso lo que pregunté!-exclamó alzando el rostro para verle. Se puso de pie con esfuerzo y casi resbalando terminó sujetando la camisa del vampiro-. ¡No te pedí que repitieras lo que he pensado! ¡No te pedí que me dijeras por qué yo quisiera que te quedes! ¡¡te pedí que me explicaras por qué no puedes quedarte!! Si me lo vas a dar todo, necesito saber por qué, y necesito que me expliques por qué no vas a quedarte conmigo. Te pedí que me dejaras vivir y que me sacaras de ese lugar, pero te pedí que me dejaras estar contigo.
Apoyó la frente en su pecho, y trató de no pensar en nada... en nada... en realidad no tenía nada más en la cabeza que preguntas, mil preguntas que ese hombre le generaba una y otra vez. -¿Por qué...?
Ah, esa última parte... también era verdad. Pero Jungkook no se lo había pedido, tan sólo lo había pensando al momento de que él hiciera su oferta; aunque a la larga, a su lado, pensar y decir eran la misma cosa.
-ya veo...- los humanos siempre necesitaban explicaciones y, ¿por qué no decirle la verdad? Dejo que se acercara a él con torpeza y aún cuando se sujetó con brusquedad de sus ropas, desaliñándole, le observó con rostro impasible. Aún si Jungkook lo golpeaba o intentaba herirlo, no conseguiría nada... no podría matarle y, tampoco sería capaz de acercarle a la dañina luz.
Por eso le tomó por las manos pequeñas y las besó con los fríos labios.
-Te lo he dicho ya...- habló calmado, esperando que el chiquillo también se controlara –estoy aburrido...- pero eso no era todo y esa frase no sería el inicio de lo que había ocurrido días atrás –estoy harto de seguir así... como tú me ves... lo hace una aldea y cada persona, estoy es lo que soy y aún así los sirvientes de mi propio castillo me temen y evitan verme-
Pero lo suyo no era tristeza ni dolor, su existencia era ya larga y su tiempo en esa tierra se parecía a la de los ancianos que han perdido todo lo que les ataba a ese mundo. Estaba cansado y ya quería descansar.
-Debí morir hace mucho pero, podría esperar ese momento eternamente y nunca llegara... estoy hastiado de esta existencia y, tú vida me parece lo suficientemente valiosa como para entregarle todo esto... te servirá para llegar lejos... más si no lo quieres, no importa que lo abandones... ya te he dicho que a mi no me interesa- y a donde iba, si es que existía algo más, no necesitaba nada.
La despiadada sinceridad de ese vampiro no dejaba de sorprenderle. Imaginó por un momento una vida donde se estuviera harto de existir, pero no pudiera morir... era difícil de imaginar.
