Capítulo №36

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A veces quiero dejar de sentirlo, de amarlo, quisiese tener control de mis sentimientos. Pero es como si estuviese en mi ADN, es algo que vino implantado en mí. Y lo he comprobado. A pesar de creer que tengo razón al comportarme como lo hice por lo que me enteré, también me siento culpable por tratar así a Et. Por no creerle que no dormirá con Megan. Sé que no lo hará.

En nuestras pocas llamadas telefónicas y mensajes de WhatsApp, hemos zanjado el tema. Hacemos de cuenta que nada ha pasado, pero no por evitarlo, sino porque Ethan dijo que no podíamos hablarlo de esa manera a la distancia, debíamos hacerlo personalmente y no valía la pena seguir enojados y agrandando el asunto. Le agradecí la paciencia. Y mientras oía su ronca voz por el teléfono tenía ganas de viajar y simplemente abrazarlo, besarlo y olvidar este problema. Pero toca esperar a que vuelva.

Para lo único que me levanto de la cama es ir al baño, ni siquiera tengo deseos de comer, los últimos días se resumen a estar en la cama y tomar caldo de pollo por el frío que siento. No sé si ha sido la discusión con Ethan, o el hecho de no poder pegar un ojo en todas estas noches, pero he enfermado, el resfrío que me he agarrado es terrible.

—Ya estás bien, último día de reposo —asegura Phil que ha venido a visitarme.

También ha venido como médico, puesto que Tobías no ha dejado de fastidiar con que me moriré.

—Una vez más: gracias por la visita de todos estos días.

Sonríe y acaricia mi pierna por encima de la colcha. Estoy tapada hasta el cuello, queda hacer un poco de reposo y todo pasará.

—Ahora que ya estás mejor... ¿Qué te sucede, July? —consulta bajo.

Tiene un rostro de preocupación, como si no quisiese que nadie lo oiga—puesto que Tobías y Caleb están limpiando el apartamento para quitar cualquier resto de mi peste—. Mi mamá estaba muy ocupada para hacerlo y dijo que me visitaría en la noche.

—¿A qué te refieres? —pregunto confundida.

Frunce sus labios y me observa de manera analítica. Phil siempre fue así, paciente, observador, y analítico. Siempre nota todo y por eso es buen consejero.

—Ethan mucho no me cuenta —confiesa con pesar—, ha dejado de confiar en mí desde el momento en que te conté todo lo que le sucedía años atrás...

—La noche del club —recuerdo y asiente—, ¿se enojó contigo?

—No en realidad, jamás me lo reclamó ni nada, pero lo noté cuando nunca más quiso contarme lo que le sucedía, las cosas que siempre guarda. Es persona de muchos pensamientos acumulados y a veces temo que los guarde y no hable con nadie. Suerte que confía en su psicólogo.

—Ajá —invito a que continúe y resopla buscando las palabras.

—No sé tampoco lo que está sucediendo entre ustedes, pero nada es motivo para que te vengas abajo.

—¿Abajo? —Asiente.

—Estás tan enferma por lo delgada, mal alimentada y lo poco que duermes, ¿qué genera eso?

Bajo mi cabeza resignada, me ha descubierto. Pero no culpo a Et, sino a mi estupidez crónica.

—Estamos en una situación difícil, me deprimo, pero no es como que me deje estar...

—Lo comprendo, pero no te descuides a ti misma, si no te cuidas tú nadie lo hará por ti.

—Sólo enfermé, Phil —Me quejo.

—Y yo sólo no quiero que te descuides ni mucho menos que una relación afecte tanto.

Asiento con pesar. Tal vez tenga razón, pero no es como que lo haga para llamar la atención, me sale así, cada vez que paso una de estas situaciones con Ethan es como si la energía y vitalidad se evaporara de mi cuerpo y quede resumida a cenizas.

Castigo Caos#2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora