Esta historia comienza con dos chicas; una de Gryffindor y la otra de Slytherin.
Una de ellas tiene que aparentar algo que no es para estar bien y la otra la odia a más no poder por todo lo que le hizo.
¿Que pasará? ¿Lograrán dejar todo atrás? ¿Sup...
Estamos con Jake y Maddison discutiendo con Draco.
—Dile a Lucius que cancele la ejecución— dijo Jake.
—¿Y quién lo pide?— sonrió con burla Draco.—Creo que eso no se podrá ya que me voy a quedar con la cabeza del hipogrifo y la colocaré en la sala de Gryffindor, será fantástico, ¿no creen?— soltó una risa burlona hacia nosotros.
Estaba a punto de darle otro golpe.
—Miren quien llegó— dijo Draco mirando atrás de nosotros, nos dimos la vuelta y...¿otra vez Granger? ¿Pero que pasa que ahora la veo en todo lugar?.
Draco se rió.
—¿Vienen a ver?—
—¡Tu eres una despreciable y maldita cucaracha!— Granger puso su varita en el cuello de Draco.
Nosotros tres nos miramos con una sonrisa maliciosa.
—Hermione no, el no vale la pena— habló Weasley.
—Dejala Weasley, no te metas— lo miré seria.
Granger bajó su varita, se dió vuelta y Draco empezó a reír haciendo que Granger le de un golpe en la nariz.
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Jake, Maddison y yo nos reímos de Draco.
El idiota se fue asustado con sus amigos mientras dice:
—Ni una palabra de esto a nadie, me las pagará—
—¡Si quieres otro golpe de Granger solo inténtalo!— le grité y mis amigos y yo reímos de nuevo.
—¿Estuvo bien?— preguntó Granger.
—No bien. Brillante— respondió la comadreja.
—Si, Granger. Eso fue fantástico, se lo merece—dije con una sonrisa de lado y Granger sonrió mirando a todos.
—Bueno, vamos dónde Hagrid, Buckbeak no puede ser ejecutado— dijo Maddison y asentimos.
Empezamos a bajar casi corriendo.
. . .
—Mírenlo, adora el olor de los árboles cuando sopla el viento—
—¿Por qué no lo dejamos en libertad?— pregunta Potter.
—Sabrían que fui yo y meteríamos a Dumbledore en problemas— respondió Rubeus— Va a venir Dumbledore. Quiere estar conmigo cuando...cuando suceda. Es un gran hombre Dumbledore.
Se alejaron de la ventana.
—También nos quedaremos nosotros— Granger se levantó de su asiento.
—Y nosotros— dijimos al tiempo mis amigos y yo.
—¡De ninguna manera! ¿Creen que quiero que vean semejante cosa? ¡No! Tómense su té y váyanse. Antes de que te vayas, Ron...—Rubeus fue y tomó una rata para dársela a Weasley.
