chp. OO2 | 𝐋𝐋𝐄𝐆𝐀𝐃𝐀

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EL PRECIOSO CARRUAJE blanco marfil que se estacionó esa mañana frente al palacio de la princesa Ariana, dejó anonadados a todos y todas las sirvientas del lugar

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EL PRECIOSO CARRUAJE blanco marfil que se estacionó esa mañana frente al palacio de la princesa Ariana, dejó anonadados a todos y todas las sirvientas del lugar.

De adentro, bajando majestuosamente y ahora parado frente a varios empleados del lugar que se encontraban haciendo sus habituales trabajos en la mañana, estaba el nuevo duque del ducado Krytiel.

Martim Krytiel, un joven de profundos y oscuros ojos pero suave y perspicaz sonrisa.

Dedicándole una de sus tan aclamadas sonrisas en la alta sociedad a algunas de las sirvientas que quedaron hipnotizadas por el increíble carruaje, su mirada se posó en quien parecía ser la ama de llaves del palacio.

—Su alteza, joven duque Krytiel.— la señora mayor le dedicó una reverencia al joven frente a ella. Con una expresión que de notaba desconcierto. —¿Qué hace aquí tan temprano en la mañana?

—Vengo aquí debido a que mi preciada hermana se quedará aquí, señora.— el joven, ni lento o descortés, contestó la pregunta de la mujer.

Esta quedo sin palabras, había escuchado ayer por la noche de parte de algunas jóvenes sirvientas, que en la noche debut de la princesa Ariana una joven respaldada por el duque Krytiel se había presentado como hija del emperador. Pero nunca creyó que alguna vez pudiera presenciarlo en persona.

—Lamento decirle esto, pero este palacio es de la princesa Ariana, y solo ella habita aquí dentro de la residencia principal de la familia real.

—Ya veo.— el joven duque asintió en comprensión. La ama de llaves pensó que todo quedaría ahí y el carruaje se retiraría tan rápido como llegó. —Entonces llame a la princesa Ariana aquí para que conversemos el asunto.

—¿Disculpe?

—¿No escuchó?— la mirada amable del joven desapareció por unos segundos, demostrando una frialdad y furia tan profundos que la mujer nunca antes había visto en todos sus años de trabajo. —Llame a la princesa Ariana aquí afuera, ¿el palacio supuestamente es de ella, verdad? No me haga perder el tiempo de mi preciosa hermana.

Los ojos del joven se cubrieron con un brillo amatista brillante, el aura oscura a su alrededor fue tan asfixiante para la ama de llaves que sintió le faltaba el aire.

Y cómo si nada hubiera pasado, el duque Krytiel volvió a su expresión común, una sonrisa amable y ojos oscuros pero brillantes a la vez.

La mujer, aterrada de lo que había visto, llamó apresuradamente a una de las sirvientas que pasaba por allí curioseando. Ordenándole que trajera a la princesa Ariana hasta aquí porque habían invitados.

Cómo un rayo, la chica subió rápidamente el largo tramo de escaleras hasta la habitación de la princesa Ariana, tocando suavemente permiso para entrar.

—Su alteza...— la sirvienta entró con cuidado en la habitación, observando a Ariana, quien se encontraba frente a su tocador, con una sirvienta detrás ordenando su cabello en una cola de caballón alta.

𝐄𝐍𝐂𝐀𝐍𝐓𝐀𝐃𝐎𝐑𝐀 | las joyas de la princesa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora