Capítulo 133 - ¿Quién es más dulce?

282 38 16
                                    

Gu Mang se fue recuperado progresivamente.

Debido a su situación delicada, ni su Majestad ni Mo Xi pudieron hacerle justicia a Gu Mang en ese momento. Mo Xi comprendió finalmente lo que su Majestad quiso decir: reestructurar a Chonghua. Ese era el deseo de Gu Mang, así que, por consecuente, si la identidad de Gu Mang fuese revelada en estos momentos, todos sus esfuerzos y sacrificios se volverían en vano.

Por ello, el Emperador y Gu Mang esperaban que pudiese guardar el secreto.

Mo Xi nunca había sido bueno fingiendo. Y esto no significaba que no se pudiera confiar en él. Al contrario, era una persona rigurosa y autodisciplinaria; definitivamente podría mantener su boca cerrada. Lo que sería completamente difícil de ocultar serían sus sentimientos hacía Gu Mang. Aunque pudo quedarse callado, conteniendose frente a los extraños, en pocos días, toda la mansión Xihe pudo notar que la actitud de su señor hacia Gu Mang había cambiado drásticamente.

En el pasado, su cara siempre se mostraba seca e impasible, como si Gu Mang le debiese cinco millones de cauris de oro sin la intención de querer pagarle. Pero ahora... era tan tranquilo y sereno; incluso su voz sonaba tan gentil al hablar. Su grave y magnética voz  se volvió tan agradable al oído... sin ningún tipo de temperamento en lo absoluto.

Durante el descanso de Gu Mang, un joven cocinero de ojos pequeños lo envió para que ayudara a encender el fuego. Esto no era un trabajo agotador, pero sí algo sucio. Gu Mang no tuvo problemas con ello, ya que siempre había estado a cargo de cortar la leña y encender el fuego antes, así que hizo lo mismo. Como resultado, cuando Mo Xi regresaba de la mansión, escuchó cómo se habían llevado a Gu Mang para quemar la leña. No pudo contenerse ni un segundo cuando cuando ya estaba llendo directamente a la cocina para llevarse a Gu Mang en medio del pánico de los sirvientes.

El cocinero entró en pánico: "Señor, mi señor..."

"¿Qué tonterías son estas?"

El cocinero: "Mi señor, como vi que el joven solo andaba por ahí de ocioso, yo solo quería pedirle que me hiciera el favor."

"Pero él aún está enfermo ¿cómo crees que él podría venir a ayudarte?"

Se volteó hacía Gu Mang nuevamente: "Regresa a tu habitación y vete a la cama."

Cocinero: "..."

Con todos estos incidentes, no solo eran los sirvientes de cocina los que acumulaban sentimientos encontrados con esto, sino que el chico que se hacía cargo del mantenimiento de los tesoros de la mansión Xihe, también tenía mucho que decir...

"¿Qué de interesante hay en encender fuego? Déjame contarte algo aún más increíble. Ese mismo día, el joven Gu Mang estaba tratando de atrapar a Fandou, pero el perro se hecho a correr muy rápido, así que Gu Mang fue a persegurilo rápidamente, y como accidente, derribó el precioso y delicado jarrón vidriado de ciruela roja. Así como lo oyes ¡El jarrón más caro y fino de toda la mansión se encontraba hecho pedazos!"

Con cada palabra, las personas que estaban a su alrededor emitían todo tipo de emocionantes exclamaciones como "wow" y "buah" o "huuuy."

Un joven sirviente preguntó lleno de intriga: "¿Y entonces qué? ¿Qué pasó? ¿Fuiste a informar al maestro?"

El criado se dio una fuerte palmada en el muslo. "¿Y tú crees que no? Ese jarrón es lo suficientemente costoso como para comprar una mansión de cinco entradas en el norte de la ciudad. ¿Cómo podría no informarle? Así que me fui a contarle al joven maestro sobre la situación de inmediato."

"Oh Dios mío... con lo que mi señor le gustaba ese jarrón. Cuán enojado se habrá puesto..."

"Y sí que estaba enojado... ¿sabes lo que me dijo?"

Restos de inmundiciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora