Fogosos como pocos,
visto desde otro lado.
Tanto fuego frío,
quemando tras disparo.Y si no quemase,
dolería.
Abrasadora
la culpa mía.
Propio castigo
como siempre arpía.
traidora de mil destrozos,
infidelidad, propia y mía.Si nadie capaz sería
de imponerme sentencia.
Ni yo, ni nadie, nunca,
sostendría tal decencia.Incapaz de contener;
soy mi propia enemiga.
No hay castigo más letal
que la lucha de una misma.¿Estaría bien acabar?
¿o debería seguir más?
Justo es para nadie
como si volver a empezar.
Pero infiel más de mí
autocastigo continuado.Impugne parto yo de ahí,
Arpía como soy y nací,
como si fuere siempre
lo que otros querrían.Si traidora soy de mí.
apreder sola decido.
Como si yo me sentencio
a un grave castigo.Quisiese o no
mis propias reglas.
Me tatuo en la frente
"convicto"
y en la nuca,
sin verse,
mi delito.Prometo yo de mi
hacerme responsable.
Aun sabiendo lo mal hecho,
conciencia ya trucada,
por siempre y más,
despreciable.
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Sinestesia
Poesíaσυναισθησία (synaesthesia) "Oigo la mirada, veo el aliento, pruebo el olor, huelo el tacto, y toco tu voz"