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Un quejido salió de sus labios al sentir un fuerte dolor en el estómago. Le estaba ardiendo todo el cuerpo y sobre todo la cabeza.

Se removió y abrió los ojos siendo bienvenido por la fuerte luz matutina, se confundió al recordar todo lo que pasó el día anterior. Había sido arrastrado y ahora estaba encima de algo.

— ¿Dónde estoy?

Miró a su alrededor y se dio cuenta de que estaba durmiendo en la cama de su hijo, completamente tapado y solo.

— ¿Y si fue un sueño? Mierda... ojalá sí haya sido uno...

Al levantarse su cuerpo dolió, se miró a sí mismo y vio que tenía marcas violetas en sus brazos y estómago.

Asustado se las cubrió y prefirió creer que eran por algo más, no quería pensar que eran otra cosa.

Salió de la habitación rápidamente y se dirigió a ver a su hijo, abrió la puerta con su llave y vio a su pequeño hijo cubierto a un lado de la ventana del cuarto.

— Entonces... ¿Serás mi amigo? A papi Wonie no le gusta que hable con quienes no son mis amigos. — la voz de su hijo salió temerosa.

Se quedó parado unos segundos. ¿Con quién hablaba Riki?

— Riki, mi vida. — vio al niño sacarse las sábanas y dejarse ver. — ¿Hay alguien ahí? — estaba inquieto.

El niño negó y corrió a abrazarlo.

— ¿Dónde estuviste papá? Intenté salir y no pude, Jay estuvo hablando conmigo hasta que llegaste, se hizo mi amigo. — Riki puchereo en su pierna y señaló la ventana entre abierta. — Lo asustaste y se fue. — se quejó.

Bien, ahora sí estaba asustado.
Un desconocido estuvo en su casa y habló con su hijo ¿Qué debía hacer? No conocía a nadie cerca.

— Así que Jay ¿Y le viste el rostro o algo, Kikie? — en duda preguntó.

— Nop, Jay estaba afuera y me dijo que podía volar pero que aún no podía verlo, realmente quise verlo, papi. — el menor en protesta apretó su pequeño puño.

¿Qué volaba? Qué ridicules.

Tal vez "Jay" se fue porque tenía que ir a estudiar y se hacía tarde. — habló desviando el tema y miró a su hijo negar rotundamente.

Riki gruñó. — No quiero ir a esa escuela nueva papá.

— Nada de peros jovencito, voy a cambiarme y hacer el desayuno mientras te cambias para llevarte a estudiar ¿sí? Tu uniforme está abajo, vamos. — sin esperar agarró a su hijo y bajaron a la primera planta, luego vería qué sucedía con esa casa.

Riki rendido no protestó más y se comenzó a cambiar mirando la tv, mientras él cocinaba algo sencillo para ambos.

En lo que picaba frutas para el desayuno su teléfono comenzó a vibrar, se quitó los guantes y contestó.

— ¿Hola? Aquí Yang Jungwon.

Una suave risa se escuchó al lado de la línea.

— ¿Por qué no dejas que nuestro hijo falte hoy? Se ve molesto y adorable a la vez. — la voz ya no tan extraña volvió a sacudir sus recuerdos.

Temblando en su lugar miró paranoico a todos lados.

— No te asustes, no te haré nada, ni a ti ni a nuestro hijo. — una pausa detuvo al otro hombre. — O bueno, nada por ahora. — y la risa volvió a oírse.

— ¿Quién eres y qué demonios quieres? ¿Eras el que estuvo con mi hijo hace un momento? — su voz salió ruda, si eso resultaba ser una broma iba a abofetear a todos por asustarlo.

𝘿𝙖𝙙, 𝙡𝙤𝙤𝙠 𝙖𝙩 𝙩𝙝𝙚 𝙘𝙡𝙤𝙨𝙚𝙩! ✧ jaywon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora