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Estacionó el auto en la cochera y bajó mirando su teléfono, sus amigos por el grupo de chat común estaban planeado visitarlo y él lo que menos deseaba era eso.

El sonido de una llamada entrante lo hizo bufar, Sunghoon estaba llamándole, lo más probable para "planificar" la visita.

Suspirando contestó mientras subía ingresaba a la sala de su casa.

– Holaa?

Jungwonieeeee, no pasó ni una semana y ya haces falta, sé que te fuiste por motivos personales pero te extraño, mi gatitoo.

La melosa voz de Sunghoon llegó a sus oídos y debía admitirlo, extrañaba a su amigo.

– También te extraño, iba a llamarte ayer pero algunas cosas me lo impidieron. – respondió y se sentó a un sillón cercano.

Buenoo, te creo, con los chicos estamos pensando ir pasado mañana, extraño ver a mi pequeño Riki... Y claro a ti también jajaja. – la risa de Sunghoon hizo que sonriera inconscientemente.

– Entonces te estaré... Digo, los estaré esperando, vengan con regalos o sino ni aparezcan. – trató de bromear.

Miró a su alrededor y trató de agarrar una manzana de la mesa pequeña de la sala, pero fracasó, estaba lejos de su alcance.

Estás bromista hoy? jaja, no te preocupes, yo sí iré llevando algo que te guste Jungwoniee.

Rió ante el tono de su mayor, pero su risa acabó al sentir un peso en su regazo.

Bajó la mirada y abrió los ojos asustado viendo una manzana ahí.

– ¡Ah! ¡¿Qué mierda?! – aterrado salió del sofá y aún con el teléfono en la mano recordó que Sunghoon estaba en la otra línea, escuchándolo.

¿Jungwon? ¡Oye, responde! No me asustes así. – Sunghoon se oía alterado, probablemente por haberlo escuchado maldecir así.

Temblando llevó el teléfono a su oreja y suspiró. – Luego te llamo, sí? Tengo que cocinar para Riki.

Oye tú, ugh.. Luego te voy a llamar y me explicarás qué pasó, de acuerdo Yang? – Sunghoon se oía preocupado, eso era lo que menos quería.

– Sí hyung, luego hablamos.

Sin más cortó la llamada.

Miró paranoico a todos lados y no vio absolutamente nada.

– ¿Quién está ahí? ¡Juro que si no sales llamaré a la policía! – firme gritó.

Una risa se escuchó en toda la casa y de nuevo un escalofrió recorrido su cuerpo.

– No amenaces así a tu marido, Jungwon.

La mano de un desconocido recorriendo descaradamente su espalda lo hizo volver a la realidad, sin pensarlo volteó y quedó atónico.

Era un hombre... un hombre extraño estaba en su casa.

– ¿Quién eres? – sin pensarlo preguntó.

Un quejido furioso enfadado del extraño lo asustó, el rostro del hombre lo dejó inquieto, era bellísimo, su cabello azabache caía sobre sus ojos miel, su piel pálida y unos delgados labios.

En otras circunstancias tal vez hubiera sido cortés con el desconocido, pero no, ese hombre era... Un desconocido en su casa.

– Soy tu esposo. ¿No te quedó claro o qué? – el hombre se acercó demasiado y lo tuvo acorralado.

Jungwon asustado por su presencia se safó y se alejó hacia su cocina.

– ¡Ni siquiera te conozco! Lárgate por favor, déjanos en paz. – trató de rogar inútilmente.

Estaba parado frente a su refrigerador y de un momento a otro todos los platos, tazas y lavavajillas comenzaron a caerse haciendo un ruido fuerte y asustándolo.

– ¡Cállate! ¡Esta es mi casa y tú mi marido, a eso has venido! – el ruido era casi insoportable, sus tímpanos estaban vibrando con el grito de aquél hombre.

Se lanzó y comenzó a arrastrarse hacia la salida, estaba llorando asustado, aunque no lo admitiera era alguien muy miedoso y eso lo estaba llevando al límite.

– ¡A dónde crees que vas! Vuelve aquí maldito, ¡No me vas a abandonar! – sintió su cabello ser jalado y ser golpeado hacia su mueble.

Cerró los ojos ante el impacto y de pronto todo fue silencio, confundido abrió los ojos y vio a alguien frente a él.

Lo estaba cubriendo o algo así, se acomodó adolorido y el hombre volteó.

– ¿Estás bien? ¿Te lastimó? – el extraño comenzó a preguntarle tocando su nuca y sobándole en dónde había sido golpeado.

Por su parte estaba confundido y aterrado.

El extraño era exactamente igual al tipo que lo había golpeado, sólo que su cabello era diferente, éste último era rubio.

Eran dos? Habían dos? Qué mierda.

– No me toques...

Débilmente lo empujó pero el rubio aún lo tenía en sus brazos.

– Jay eres un bruto. – oyó que murmuró y regañaba a alguien.

Exhausto tocó su cabeza y sintió sangre, luego pesades y su vista comenzó a nublarse.

No de nuevo...







Chan chan chan! Holi recién me graduó así que seré más constante bebas, espero os guste el cap, sin más, los amo jaywon carajo🫶

𝘿𝙖𝙙, 𝙡𝙤𝙤𝙠 𝙖𝙩 𝙩𝙝𝙚 𝙘𝙡𝙤𝙨𝙚𝙩! ✧ jaywon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora