𝗜𝗻-𝘆𝗼𝘂 [Sᴇᴏɴɢᴊᴏᴏɴɢ]

𝐄𝐩𝐢𝐥𝐨𝐠𝐨

La verdad es que nunca se había sentido tan nervioso por algún acto real, pero el simple hecho de pensar que en solo  una hora estaría casado a su Seonghwa le ponía más nervioso.

La boda tardó en transcurrir un año año más y ambos decidieron celebrarla con su dinero propio y no con el del reino.

La boda sería celebrada con sus amigos y familia cercana y no con todos los reinos, pues era su boda y no una reunión entre reinos.

Y además decidieron que fuera una boda por el juzgado pues le era más cómodo a ambos.

Las tradiciones no era algo que le gustaba a los dos a si que decidieron hacerla a su estilo.

— Ya es la hora — Habló la omega con una sonrisa.

— ¿Cómo te sentías cuando te cásate con padre? — habló nervioso el omega.

— Muy nerviosa, pero no te preocupes todo saldrá a las mil maravillas — la omega arregló un poco las chaqueta negra de su hijo para evitar las arrugas.

— Ya es la hora — intervino su hermano mayor entrado en la habitación.

Em omega resopló fuerte pues todavía estaba muy nervioso y la verdad la corbata no ayudaba ni lo más mínimo.

— Ven — la madre le indicó su brazo y él omega lo tomó.

Pues en los últimos años su relación había mejorado bastante ya que se había vuelto más cercanos a su familia.

En unos segundos estaba en el jardín y era el objetivo de muchas miradas pues el era el novio.

Y al final de todos los invitados estaba su amado, la persona con la que pasaría el resto de sus días junto a sus cuatro pequeños.

Caminó aún con algo de nervios pero que poco a poco fueron disipándose.

Y una vez allí, su prometido le ofreció su mano y él la aceptó con una sonrisa en su rostro, mientras se separaba de su madre.

El peli negro vestía también con un traje de chaqueta, con una camisa blanca con algo de escote y sin una corbata.

Ambos se miraron durante unos segundos bastante breves y su amigo Yoongi se acercó.

— Hoy estamos reunidos aquí para celebrar la unión de estas dos personas, Hongjoong y Seonghwa — hizo una breve pausa — Pues yo como amigo de los dos no empecé con buen pie pues los tres no nos llevábamos nada bien, pero es un honor para mi que acudieseis a mi para que os casara —  los dos rieron suavemente ante las palabras.