El comienzo
El camino hacia Saddam me estaba poniendo nerviosa, era un poco largo así que iba cabalgando en mi querido caballo, le había puesto de nombre Shadow. A mi lado venía Jeong montado en el suyo, me había dicho mil veces que él me podía llevar, porque no era apropiado que una señorita montara un animal de estos, sería mal visto a los ojos de la sociedad; pero rápidamente me negué, no quiero ser como las demás damas de la sociedad, lo mío no era fingir algo que no era.
Tenía otra clase de preocupaciones, tenía que hacerlo todo bien, no podía descontrolarme, tenía que guardar mis instintos en una cajita muy dentro de mí, y no era porque quisiera devorarme a alguien, hablando metafóricamente, ¡no¡ más bien, porque me enojaba fácilmente, y si alguien me hacía detonar era muy probable que saliera otra vez la luz azul brillante de las palmas de mis manos, y no queremos desaparecer a ningún humano.
Estábamos entrando por una puerta enorme, el lugar estaba lleno de buena energía, la podía sentir. A medida que íbamos entrando hacia el templo todos voltearon y sus miradas iban directo hacia mí, ver un caballo negro que acababa de entrar causaba mucha inquietud o quizás también porque su jinete era una mujer o también porque mi aspecto no es nada peculiar... parece que la palabra pasar desapercibida mis tíos no entendieron, de por si mis ojos y cabello daban mucho de qué hablar.
Al bajar del caballo, pude sentir muchas más miradas sobre mí, en otras circunstancias habría creído que era por mí aspecto, pero no, les causaba bastante curiosidad quien acompañaba a Jeong sobre todo las más atentas eran las señoritas, empezaba a sentir que el vestido me apretaba un poco, quizás era por mis nervios, mi madre y mi tía Eun-yeong se habían encargado de mandar a hacer los vestidos más hermosos al mejor modista del pueblo, llevaba puesto uno de color azul claro, la seda era la más fina, en la parte de la falda la tela tenía diseños de flores por todos lados y el adorno que le daba el toque era un prendedor de peonias que iba en la blusa del vestido. Tenía el cabello recogido con un lazo del mismo color de la tela del vestido.
La situación era diferente, me di cuenta rápidamente, la razón de que tuviera muchas miradas era por la persona que iba a mi lado. Recibí miradas desde no muy amistosas hasta miradas de querer asesinarme, lo sabía porque eran las miradas que yo lanzaba de vez en cuando.
Las chicas al parecer estaban algo celosas, se podía interpretar a simple vista, no sabían que este chico estaba ocupado y al entrar tomados de la mano hizo que hubiera mucho de qué hablar, me tomé el tiempo de escuchar las conversaciones, y claro que no eran nada amistosas.
Al llegar al borde de la puerta, el líder de Saddam se iba acercando para darnos la bienvenida, detrás de él venían dos chicos más. Cuando llegó a la altura de nosotros me solté de la mano de Jeong, me estaba sintiendo algo incómoda, y no era por él, sino porque empecé a sentir un aroma algo peculiar.
– Bienvenida, soy Min Doyun, líder de Saddam, espero que te integres bien, aquí es donde salen los mejores – finalizó e hice una pequeña reverencia.
– Cuanta formalidad Maestro Min, harás que se asuste más de lo que está – murmuró Jeong, haciendo que me gire hacia él y lo mire con ojos fulminantes.
– ¡No estoy asustada para nada Maestro Min! – desmentí el comentario anterior.
– Bonito cabello – escuché el murmullo de alguien detrás del Maestro Min. Cuando levanté la mirada me pude dar cuenta que era de uno de los jóvenes que venían con él.
– ¡No se pueden quedar quietos que hablan cuando no se les pide! – escuché el sermón del Maestro Min.
– ¡Vamos tío! no nos retes delante de Jeong, vas a hacer que no nos respete, de por si es demasiado presumido – murmuró el mismo joven que hizo el comentario sobre mí cabello, era alto, de la misma estatura de Jeong, de contextura fornida pero no exagerada, era simpático, su cabello es marrón oscuro, pero con el resplandor del sol se podían ver destellos rojizos, tenía los ojos rasgados, tanto que al sonreír se le hacían una línea recta.
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New Moon "La primera estrella que destaca"
Fantasía- ¿Yo hice eso? - se preguntó a sí misma, estaba confundida. - ¿Puedes crear magia Hana? - hizo otra pregunta Seong-jin atrayendo la atención de Hana quien se había sumido en sus pensamientos, otra vez. - Yo...no lo sé...a veces...hago cosas sin dar...