New Moon "La primera estrella que destaca"

Capítulo III

Pobre taza quebrada (parte uno)

Muy temprano por la mañana me levanté, había algo que no me dejaba dormir, me seguía pareciendo demasiado extraño el aroma que desprendía su sangre, no podía encontrarle la similitud de un olor, era muy raro. Tampoco dejaba de pensar en lo que habían dicho Sunhee y Seo Joon.

Mientras más les buscaba una respuesta a todas mis preguntas, más me causaba mucha curiosidad. Decidí levantarme de mi cama, e hice que me prepararan un baño caliente, cada que lo tomaba me hacía sentir más humana, un poco cálida.

Después de mi largo baño me vestí con uno de mis Hanbok nuevos, como había dicho, tenía muchos modelos nuevos para estrenar, mi tía Eun-yeong cada que salía al pueblo me venía trayendo nuevos modelos. Una de las cosas que amo son la vestimenta de buena calidad y sobre todo que tenga un diseño único, siempre trato de verme lo mejor que puedo.

El día de hoy quería ponerme un vestido verde claro, el vestido era largo, tenía un estampado de flores por toda la tela, el lazo quedaba al costado arriba de mis costillas y tenía un pequeño encarrujado en lo que hacía mi cintura. Por último, me cepillo el cabello y lo até con un lazo de color del vestido.

Empecé a escuchar ruido en el salón, estaba segura que era mi madre preparándome algo de comer para irme a Saddam.

Dejé de prestarle atención y salí por la parte trasera de mi habitación como hacía de costumbre, y me dirigí hacia el bosque para dar mi paseo matutino.

Vivimos en Práxedes, es una parte apartada del pueblo pero esta algo cerca del reino Gyeongbokgun, es demasiado hermosa, cuando no podía salir me encargaba de explorarla al máximo, como ya lo saben lo tengo prohibido desde que nací, es demasiado injusto que los vampiros puedan relacionarse con humanos, y yo por ser diferente no pueda hacerlo, a veces me pongo a pensar cómo habría sido mi vida si hubiera nacido en otra familia "normal", acaso ¿tendría una vida mejor y relajada?, es una pregunta que siempre me he hecho, pero locamente, amo como nací, aunque no pueda entenderme, le doy gracias a mis padres por haberme tenido, por ser ese milagro que tanto aman.

Por eso ahora que me lo permitieron, aprovecho cada minuto del día para explorar. Es demasiado hermoso y único y eso la hace especial, los paisajes son realmente increíbles, es como estar en el paraíso, se respira aire puro, a veces hasta puedo sentir su naturaleza.

Salgo de mis pensamientos porque empiezo a sentir una energía extraña, ¿han sentido alguna vez esa sensación de que alguien los observa?, pues así empecé a sentirme. Si alguien me estaba siguiendo, no iba a levantar sospechas de que lo descubrí, empecé a caminar un poco más rápido, y mientras lo hacía iba olfateando para descifrar si era humano o vampiro. Empecé a usar todos mis sentidos sobrenaturales, super oído, super olfato y super visión. Mientras iba buscando el rastro del intruso pude descubrir dos cosas: una, olía igual que yo; dos, no era Jeong.

Dejé de ser curiosa y empecé a correr hacia mi casa, nunca había olido a alguien que tuviera mí mismo olor, y haberlo hecho ahora me dio mucho miedo. Se suponía que era la única, aparte de Jeong, éramos los únicos híbridos en el mundo, o eso creía.

Mientras iba corriendo lo más rápido que mi naturaleza me permitía iba echando ojeadas para atrás. Estaba entrando en la zona de mi casa cuando giré para observar si alguien me seguía y no pude prevenir que Jeong iba saliendo en mi dirección y nos tropezamos el uno con el otro, tanto fue el impulso con el que yo venía que terminamos cayendo al suelo.

– Pero ¿qué te pasa? – me pregunta Jeong frunciendo su ceño.

No logró formular palabras porque sigo aturdida, alguien me estaba siguiendo y no sé quién es, lo peor no es eso, sino que es como nosotros.