Capítulo 1 𓍊𓋼𓍊

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Pasajeros con destino a Oaxaca; favor de abordar el autobús en la puerta número 3 a un costado de los baños – se escucho por las bocinas de la terminal.

- Al fin – pensé. Había sido una espera demasiado larga, gracias a que perdí el primer autobús por quedarme a comer más de esos ricos chilaquiles a mi tía Martha.

Tomé mi pequeña mochila negra y me la colgué en la espalda, buscando la puerta 3 me encontré a una gran fila de personas; me acerque un poco más y efectivamente ahí estaba el gran letrero con el número tres escrito en letras rojas.

Me incorpore a la fila detrás de un señor que se veía mayor de tez clara, con las canas blancas y un abrigo negro, me pareció muy elegante y no pude evitar sonreírle cuando me volteo a mirar.

Mi celular vibró y rápidamente lo saqué del bolsillo de mi pantalón, era un mensaje de mi tía preguntando si ya había salido el autobús.

- Si supiera que llevo horas esperando - pensé.

- Apenas abordaré tía, no alcance el de las 4, pero no se preocupe; ya casi saldrá otro así que todo bien – respondí.

El estómago me empezó a gruñir, era razonable eran casi las 6 de la tarde y no había comido nada desde las 9 cuando llegué aquí.

A lo lejos pude ver un negocio con una cartulina de color verde neon donde señalaba que vendía tortas así que le pedí al señor de enfrente que me apartara mi lugar en lo que iba a comprar comida.

La señora la hizo muy rápido y cuando regresé a la fila ya estaban entrando al autobús; me pidieron mi boleto y pude ingresar, sonreí al darme cuenta que mi asiento estaba al lado de una ventana en la parte trasera del autobús, al menos tengo un buen lugar – pensé.

Me senté y mientras la gente entraba yo trataba de adivinar quien se sentara a mi lado, en los 17 años de mi vida me habían tocado todo tipo de compañeros de viaje, los que duermen, los ruidosos, los amables, los no tan amables, los que tenían hijos, los que no se querían sentar sin sus amigos y por supuesto los que no paraban de preguntar cosas. Pero hoy estaba más ansioso que otras veces por saber quien se sentara a mi lado, tenía el presentimiento de que algo pasaría.

Agaché la cabeza un momento para poner mi mochila en el piso y de pronto alguien habló.

- Hola que tal, creo que seremos compañeros de viaje.

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