IV. The eyes of truth

311 21 4
                                    

Denji se quitó la playera y se la colocó, cubriéndola. Por extraño que parezca, ni siquiera observó el cuerpo desnudo de Makima. La alzó y cargándola, le hizo una señal a Nayuta, quien se lanzó del columpio al suelo. A Denji le pareció que Nayuta había vuelto a crecer de pronto, porque la miró y le pareció ver su rostro más suspicaz, más adulto. Se acercó a Makima, que estaba inconsciente y aquello atemorizó a Denji, que pensó que Nayuta diría lo mismo de Makima que de Asa, pero no fue así.

- Esta mujer necesita ayuda ¿Verdad?
- ¿Qué dices?
- Que si la ayudarás, Denji. Esta mujer necesita que la ayudes o morirá. No dará problemas. Sólo es una simple humana - dijo Nayuta, menospreciando por completo las acciones antiguas de Makima.
- Esta mujer... - Denji no podía ni hablar. Estaba asustado - Esta mujer es... Makima.

Nayuta permaneció pensativa, sin apenas reaccionar. Sabía quién era Makima. Pero no sólo no le importaba. ¿Cómo esa mujer sin ningún poder iba a ser Makima, el Demonio Control, uno de los cuatro jinetes? No olía a demonio. Y su aroma humano, incluso era agradable.

Cargada en su espalda, Denji llevó a Makima a su departamento. Allí había vivido en el pasado con Aki Hayakawa y con Power. Ahora sólo eran Nayuta y él. Y ahora, Makima también.

Denji no podía comprender cómo había sucedido tal cosa, pero era un hecho, el renacimiento del Demonio Control no había evitado el renacimiento de Makima, aunque no sabía porqué.

Estaba tan confundido que no podía moverse de su silla. Cubrió a Makima con una manta que Nayuta le diera casi de inmediato en cuanto entraron, como si comprendiera que Makima no debía andar por ahí desnuda, y mientras Makima abría los ojos, observando a ambos sin saber exactamente lo que sucedía o cómo, Nayuta la observaba, curiosa, como si fuese una criatura completamente nueva para ella y le sonrió desde el otro extremo de la habitación.

Aquello a Denji le puso los pelos de punta.
Eran la misma persona. ¿O no?

Pero lo que más lo incomodaba, era que aunque esta mujer era claramente Makima, lucía asustada. ¿Entonces él qué haría, si ella ya no tenía más el control?

- ¿Cómo te llamas? - Preguntó Denji a la joven. Su cabello, deshecho en su espalda, era brillante y destellaba a contra luz. Tenía la esperanza de que le dijera otro nombre, que fuera una confusión. Que estuviera soñando.

- Makima... Me llamo Makima - dijo, totalmente confundida - ¿Tú... Te conozco?

Denji negó con la cabeza en un intento por contener sus emociones. Se había comido su cuerpo. Aún debía tener algunas partes en el refrigerador. ¡Y aún así, ella estaba allí otra vez! ¿Qué demonios estaba sucediendo?

Nayuta la miraba, interesada. De ninguna parte, tenía una manzana en la mano, grande, roja y jugosa. La mordió ruidosamente mientras la miraba y sus ojos parecieron sonreír, divertidos. Algo en la niña dejaba claro que sabía quién era o al menos que se sentía cómoda en presencia de la mujer, que parecía desconcertada y abatida. Unas ojeras obscuras le bordeaban los ojos de oro.

La mujer se acurrucó contra el respaldo de un sillón cubriéndose con la manta y haciéndose ovillo.

Denji sintió pena por ella, antaño tan altiva, perfecta y poderosa, ahora incapaz de tan solo mirarlo a los ojos, como si fuese otra persona.

Tenía que hablar con Kishibe. Era necesario aclarar qué pasaba. Pero no podía dejar a la mujer sola, ni tampoco dejarla con Nayuta. Quien sabe qué podía suceder.

Finalmente, pensó en que lo mejor sería alimentarla y llevarla con él a ver a Kishibe. No había forma de que la dejara a solas con Nayuta.

Su terror estaba bien contenido en su interior, pero sin duda lo sentía gritarle desde el fondo de sí mismo. Nayuta era la persona mas importante para él y temía que Makima hubiese vuelto para quitársela o algo peor.

¿Y si quisiera ocupar su lugar de antes?

Aquello lo hizo temblar.

She's always listeningDonde viven las historias. Descúbrelo ahora