V. Mea Culpa

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Kishibe ni siquiera pudo articular palabra. Los cabellos rojos que caían sobre los frágiles hombros de la joven frente a él, le provocaron escalofríos involuntarios, aún más intensos cuando vio sus ojos, vacíos, idénticos. Lo recorrieron por toda la espina, estaba más allá de su control y voluntad.

Quanxi.

Tuvo que hacer acopio de todo lo que quedaba de su cordura para no salir huyendo de allí, como cuando le entregó a Nayuta a Denji.

Si hubiera sido más inteligente y más hijo de puta, seguramente habría asesinado al producto de la muerte de Makima él mismo, con la misma intensidad con que había deseado que desapareciera, después que ésta había asesinado a Quanxi frente a él, sin que éste hubiera podido hacer nada... ¡Ni siquiera se atrevió a quitarse la venda de los ojos! Pero sabía que no habría podido soportarlo. Aún tenía la sensación de las gotas de sangre de Quanxi, que lo habían salpicado, sobre su rostro. La sensación, esta vez de llanto, le atenazó la garganta. Era un hombre demasiado adulto ya. Pero Makima había tenido el poder de reducir su hombría al punto de hacerlo sentir un niño indefenso.

Su terror lo dominó en aquella ocasión. Una vez que el gobierno le entregó a Nayuta, se vió incapacitado de hacer nada con ella, a excepción de deshacerse rápidamente de aquella responsabilidad que había llegado a sus manos. La sola idea de que Makima volviera, lo volvía loco. No podía vivir con la reencarnación de ese infierno. Pero no estaba aún tan destruido por la bebida que tuviera la sangre fría de asesinar a una niña inocente.

Makima parpadeó. Pero esta vez no sintió el extraño influjo que solía ejercer hacia los demás provenir de ella. Antes de su muerte, era ocurrente, sonreía, segura, y guardaba dentro de sí, una vena perversa que era fácil de identificar para él, que pensaba conocerla bien.

Pero esta Makima era muy diferente.

Permaneció con la vista baja, sin siquiera atreverse a levantar la vista, en tanto Denji la sostenía por un brazo y Nayuta chupaba una paleta de dulce, con una sonrisa intrigante y una mirada que oscilaba entre la gracia y la calma.

Si hubiera tenido que definir aquel momento tan sui generis, lo habría calificado de "bizarro".

Lo cierto es que nunca se imaginó que podría decirlo, pero Denji parecía un adulto. Por su parte, Makima parecía una adolescente que cometió un error estúpido y Nayuta era como una hermana menor que se ve obligada a pasar el tiempo con esas otras dos personas, porque no tiene más opción.

- Hey - Saludó Denji - Quisiera presentarte a alguien... - Makima bajó la cara. Parecía nerviosa, el hombre frente a ella, la hacía sentir apenada y ansiosa. Nayuta interrumpió a Denji.

- Es mi primera yo - Aquella sentencia le dió escalofríos a Kishibe. Nayuta chupaba la paleta de la misma manera que Makima lo hacía antes. La chica rió un poco y entonces Kishibe sí que se sintió acorralado. Nayuta tenía la misma risa suave, pero afectada de Makima, y parecía incluso que, completamente a propósito, se había reído, como para darle intención a su comentario - La encontramos desnuda en el parque. Denji quiso traerla porque está preocupado, ya sabes, de que vuelva a ser un peligro - Nayuta le sonrió a Kishibe, mirándole, directamente y Kishibe sintió que estudiaba su reacción. Su rostro no parecía especialmente conmovido o afectado, pero Nayuta poseía el poder del demonio control y por supuesto que podía percibir el terror profundo que sentía - Le dije que esta humana no puede dañar a nadie, ¿Y tú qué opinas, Kishibe-san? - El rostro de Nayuta, pareció transfigurarse un segundo ínfimo en el de la antigua Makima, agudo y perspicaz.

- Me parece que el infierno le ha quitado a Makima la posibilidad de permanecer en él. La han expulsado. Deberíamos saber por qué, pues es muy poco común. Lo cierto es que no puede regresar. Por eso es que Nayuta está aquí, con el poder del Demonio Control, a pesar de que Chainsaw Man borrara la existencia de Makima.

Nayuta y Denji se miraron en silencio. ¿Exactamente qué había dicho?

- Pero entonces... ¿Esta chica..? - Denji se sentía confundido. Él había acabado con Makima. Estaba seguro. Su cuerpo seguía en el refrigerador, preparado de ricas maneras para seguir comiéndolo. Denji había aprendido que Makima era deliciosa.

- Le han permitido ser humana. Sin poderes. Pero no te engañes. En un mundo de humanos, un ser que ha conocido el poder, y no puede alcanzarlo más, usualmente no sobrevive mucho, porque está habituado a su propia superioridad.

Makima observaba a Kishibe con atención, tratando de entender todo lo que escuchaba, parecía haber demasiadas cosas al mismo tiempo que tenía que saber.

La más importante y que rondaba en su cabeza era... ¿Qué razones tendría Denji para haberla salvado después de todo lo que aparentemente ella le había hecho?

Sus ojos brillaban y Denji trató, sin conseguirlo, de desviar la vista pero no podía.
Una vez más, el embrujo de Makima había hecho presa de él.

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⏰ Última actualización: Sep 17, 2023 ⏰

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