Tengo la manía de pensar que no merezco la pena. Y me duele más cuando me lo demuestran.
En ocasiones me gustaría que llegara alguien. Alguien que me quiera, que me quite los miedo que volvieron a mí y que, simplemente, me haga sentir querida.
Porque por más que lo pienso, creo que siempre que me han tocado unas manos he pensado en algo que me afectaba. Siempre, al acabar, mi mente se iba a aquel.
No me gusta llamarlo trauma, prefiero llamarlo quiste. Me gusta más así porque puedo quitarlo alguien día. O eso prefiero pensar.
Me duelen mis quistes y me duelen los nuevos que se forman. Me duele no poder merecer la pena. Me duele ser tan reemplazable.
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El desorden de los sentimientos
PoetryFragmentos de un corazón que busca encontrarse y volver a ser uno. Sin embargo, la ausencia de ella, del amor y de la felicidad que la dependencia emocional le quitó sigue marcando huellas en su doloroso camino. ---- Todos los derechos reservados.