💚96💚

1.6K 108 10
                                    

🍺 Contaría historias de terror esperando asustarte para que duermas con él.

Ambos se encontraban en la cubierta del Sunny bajo la poca luz de aquella noche tan oscura

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ambos se encontraban en la cubierta del Sunny bajo la poca luz de aquella noche tan oscura. Zoro creyó que sería buena idea contarte historias de terror antes de dormir.

—...Y desde entonces el Umibōzu deambula por los mares buscando algún barco el cuál hundir, sin piedad a la tripulación abordo.

¿Que carajo acababas de escuchar?

Una criatura que vive en el océano y hace zozobrar la nave de cualquier persona que se atreva a hablar con él. Dichosa criatura puede aparecerse en cualquier momento, sobre todo cuando el mar está agitado. Si se le llega a satisfacer de alguna manera se hundirá nuevamente y dejará las aguas calmadas.

—Déjate de payasadas Zoro ¿Crees que me voy a creer todo lo que me has contado? Primero una mujer sin piernas, luego una mujer enorme de 8 pies de altura que se lleva niños, y ahora una criatura marina.

Zoro se encogió de hombros.

—Si existen frutas que otorgan poderes, sirenas, animales que hablan, y entre mucho más. ¿Que te hace creer que lo que te conté es falso? No está tan alejado de la realidad.

Una sonrisa victoriosa se asomó en sus labios, creíste que no lo iba a notar, pero tú temblor en el cuerpo era cada vez más evidente junto a tu mirada casi completamente enfocada en el océano.

—Idiota –susurraste caminando a tu habitación compartida por Nami y Robin.

—Que sueñes bien, preciosa –Dió el último trago a su sake dirigiéndose a su habitación.

Al llegar a tu destino, te desvestiste colocandote tu pijama sin dejar pensar en todas aquellas historias.

—Tranquila, solo intenta asustarte –Apareció Robin detrás de ti colocando una mano en tu hombro sacandote un brinco– todo está bien _____, aquí estaremos Nami y yo.

Asentiste agradecida por sus palabras, ambas continuaron haciendo lo suyo antes de dormir.
Al estar las 3 listas, apagaron las luces y cada una se acomodó en su respectiva cama.

—Que duerman bien –Despidió Nami.

Robin y tú hicieron lo mismo, desde ese momento el silencio reinó.

Al pasar como una hora las chicas ya estaban completamente dormidas a excepción tuya, no podías siquiera cerrar los ojos por qué ya sentías que te observaban.

Intentaste contar ovejas, y no funcionó. Enumerar todo lo que hiciste en el día, no funcionó. Nada de lo que hacías funcionaba. Las estúpidas historias de Zoro aún seguían en tu cabeza.

Un crujido proveniente del armario llamó tu atención, este se había abierto un poco dejando ver nada más que oscuridad de su interior. Apretaste la manta entre tus manos completamente aterrada.

Un ligero impacto resonó desde dentro del armario, al enderezarte un poco notaste como un brazo pálido se asomaba apuntando hacia afuera.

Emitiste un pequeño grito que fue callado por tí misma. Enseguida tomaste tu almohada y corriste fuera de la habitación.

Que mal que no hayas notado que simplemente era un guante largo blanco que estaba colgado en la puerta y calló. En fin.

A pasos apresurados casi corriendo llegaste a la habitación de los chicos en la cuál ingresaste rápidamente cerrando la puerta detrás de ti, caminando directamente hacia las camas buscando la del peliverde.
Al encontrarla observaste cómo Zoro dormía tan pacífico entre los ronquidos y los murmuros.

Le agitaste bruscamente despertandolo al instante.

—¿Qué te pasa, que tienes? –susurró aún adormecido.

—Lo que pasa es que gracias a tí no puedo dormir, así que encárgate de esto y hazte a un lado.

Zoro tardó un poco en procesar, pero al darse cuenta solo sonrió. Acató tu pedido y se hizo a un lado dejándote un espacio libre el cuál ocupaste dándole la espalda, el espadachín pegó su pecho a tu espalda para posteriormente arroparse, abrazar tu cintura y besar tu cuello.

Lo logré –Pensó Zoro ahora que su capricho estaba cumplido.

Ambos en cuestión de pocos minutos cayeron profundamente dormidos, la sensación de protección que Zoro te brindaba sin duda te ayudó a dormir enseguida.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Headcanon's Zoro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora