capitulo 11: calma.

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La nueva delicia del reino se abrió paso a la multitud acompañado de su caballero y en brazos un pequeño dormido, camino hasta su carruaje que lo esperaba para tomar camino al castillo.

En el carruaje Luke acariciaba al pequeño dormido en su pecho, se veía tan pequeño y frágil.
Él se encargaría de cuidarlo y darle el amor que tanto necesita, sería su padre.

El viaje no fue tan largo la puerta  fue abierta y su ingreso fue rápido.
Pronto bajo del carruaje con el pequeño tapado en una sábana.
Necesitaba llegar a su madre y al maestre Gerardys para que lo revisaran.

Alicent no estaba muy contenta el esposo de su hijo se estaba ganando al pueblo, su belleza era increíble, el bastardo que le robó el ojo a su hijo se veía más Targaryen incluso que sus hijos, pues su cabello era blanco no un rubio cenizo.

El pequeño engendro tiene la lengua afilada igual que la reina que nunca fue.
Ella sabía que el sería un dolor de cabeza y ya empezó a serlo.
Las arañas de su manco favorito le anunciaron el reparto de comida y dinero que realizó el chiquillo junto con el bastardo que Aemond dejo en una ramera.
Ya se encargaría ella de Aegon que se llevó a su hijo favorito por ese camino.
Recogiendo su vestido para ir más rápido salió de sus aposentos para llegar a la entrada, el bastardo estaba de regreso y ella necesitaba encararlo.

Luke tranquilamente entro al castillo para ver a su padre recargado en una pared esperándolo junto a su madre.

—madre, padre— saludo con una pequeña reverencia muestra del respeto que le tiene a su madre.
Rhaenyra tomo las majeullas de su hijo y depósito un beso en una mejilla.
—mi dulce niño, que bueno que todo salió bien. ¿Me dejas cargar al pequeño?—

Con un movimiento de cabeza Luke indicó que si y le entrego el niño dormido a su madre.
Quien comenzó a jugar con las mejillas del pequeño dormido, era tan idéntico a su medio hermano.

Daemond colocó su mano en la cabeza de Luke y revolvió su cabello con cariño, la diferencia de altura era clara, Luke penas le llegaba al pecho.
Al parecer sería pequeño mucho tiempo pero aún creería apenas estaba llegado a sus 14 años.

Luke sonreía mientras miraba a su madre acariciar a su nuevo hijo.
Osbert sería digno de amar.

Alicent aclaro su garganta anunciando su presencia.
Mirar esa escena le hizo sentirse miserable la puta de Rhaenyra siempre tenía lo que ella no.
Su envidia cada vez la consumía más en un abismo muy profundo.

Luke levantó la vista para ver a su querida suegra, esa mujer tan hipócrita.

—buenas tardes Alicent—
Luke no le daria el derecho de decirle "su majestad", "su gracia" o "mi reina"
Ella solo era la esposa del rey y punto.

—principe Lucerys me gustaría hablar contigo en privado—.
Alicent no metiria le dolió que Luke solo la traara cómo una mujer cualquiera.
Si esperar respuesta se marchó a una sala cercana donde podían hablar en privado.

Rhaenyra y Daemond le sonrieron a Luke y se quedaron con el pequeño Osbert.

Caminando a pasados elegantes entre a la sala, la reina estaba sentada mientras una de sus damas le servían el té.
Sin esperar invitación Luke se sentó, era de la realeza  no tenía que andar pidiendo permiso.

—y dígame quierida suegra ¿De qué quería hablar?—
—veras lucerys las cosas son sencillas, entregas a ese bastardo que fuiste a recoger para que sea asesinado.
Esto es un insulto para mi hijo y para mí tu reina—
Si en efecto Alicent enojada no piensa las cosas y eso la hace un poco peligrosa su hipocresía es muy grande.

—oh querida por si no sabias mi amado esposo me dió su autorización de recogerlo pero te aclaro que no necesito pedir permiso, soy el futuro lord de Drifmark y tu hijo mi consorte, te gusta imaginar que tú tienes el poder pero te equivocas Hightower.

cumplir con el deber.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora