Sábado 23 de mayo

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A veces (y por mi suerte, sólo a veces), pienso que en verdad no existe mi amor verdadero. Por lo menos no en esta dimensión.
Ocurre que soy muy exigente, quiero a un compañero como Homero Addams, fiel, picaron, sensual, que hará todo lo posible por mí.
Pero todos sabemos que eso es casi imposible de conseguir, y que esa pareja solamente aparece en los Locos Addams.
☆☆☆
Ahora no hablaré de mi poca probabilidad de ser feliz con una pareja, sino que hablaré de mis amores del colegio: todos menores que yo.
Primero está este chico con nombre checo, tiene 14 años y ya está re bueno.
Bendito sea la madre y el padre que lo hicieron con amor.
Tiene esa mirada picarona que le roba el corazón hasta el alma más vieja que vea, como es mi caso.
Cejas pobladas que ocultan sentimientos.
Sonrisa que invita a pecar.
Si, él es un chico peligrosísimo para mi cordura.
Aunque, ya que estoy escribiendo esto, es probable que ya la halla perdido para siempre.
Eso es lo malo de tener mi corazón: me enamoro hasta con un leve suspiro.
☆☆☆
También está este chico de mejillas picaronas.
No exagero: hasta sus malditas cejas son sensuales.
¿Qué diablos está pasando con los chicos menores de 16 años?
¿Acaso sus padres pertenecen a la generación de los enamorados que hacen a sus hijos con exceso de amor?
Porque mierda que están lindos los niños, y no es por ser pedófila.
☆☆☆
Por último este chico tiene 15 años, ya no está en el colegio, pero logro recordar las caras bonitas.
Era muy pálido.
Sus ojos eran finos, como un zorro, o alguien que está planenando algo.
☆☆☆
De todas formas: todos inmaduros. Y a mi no me gusta sacar la fruta inmadura del árbol.

Amores pasajeros de calleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora