La catedral solía ser muy visitada en épocas navideñas, donde cientos de creyentes asistían para presentar sus agradecimientos y ofrendas para una buena despedida del año y un buen recibimiento del próximo. Las calles cerca del centro de la ciudad de Mondstadt siempre se llenaban de vida por la tarde, como si fueran la promesa de una vida mejor.
Sin embargo, para alguien como Xiao, eso no era importante, ya que en lugar de preferir la iglesia durante el mediodía, cuando se llenaba de vida, prefería visitarla de noche, cuando era hora de limpiar y cerrar todo. Ya que, a diferencia de los demás, él encontraba paz en la soledad.
En realidad, cualquier cosa que conllevara alejarse de las personas era un alivio para él, sobretodo porque en el orfanato había mucho ruido; demasiados niños, demasiados gritos por parte de las madres superioras cuando regañaban a los más traviesos, y demasiadas quejas sin fundamento hacia él cuando estaba ahí.
Estaba al tanto del motivo del rencor de algunas madres superioras hacia él; si él no ofreciera sus "servicios" de cuidado y mantenimiento a la iglesia, hacía tiempo que lo habrían echado a la calle debido a que había sobrepasado el límite de edad para quedarse como refugiado en el orfanato. Había pasado a ser algo muy similar a un trabajador asociado a la catedral, por lo que la preocupación de conseguir un hogar donde vivir se había visto temporalmente descartado, por lo menos hasta que consiguiera el suficiente dinero para comprar un departamento.
A veces, los miembros activos de la iglesia le brindaban dinero como recompensa por sus servicios —dinero que, de igual forma, Xiao terminaba devolviendo a la iglesia al comprar comida y recursos en la sede de la catedral—, pero la mayoría de su dinero venía de su trabajo en una tienda de conveniencia los fines de semana.
Aquel día era un sábado por la noche, la gente se encontraba con sus familias celebrando la Noche Buena. Xiao, como era de esperar, evitó desde temprano cualquier tipo de contacto con esa celebración; fingió que había tenido que ir a su trabajo de emergencia por falta de trabajadores, ya que las monjas no sabían que le habían dado ese día libre, y se fue a la iglesia a ocupar su mente con cualquier cosa.
Algunos miembros activos se sorprendieron de verlo tan temprano, ya que pensaban que se quedaría en el orfanato, pero no se opusieron a sus servicios. Al contrario, estuvieron agradecidos debido a que esos días ocurrían muchas ceremonias y la iglesia estaba más atareada que nunca. Bárbara, una de las chicas del coro, incluso lo invitó a tomar algo cuando tuvo un momento de descanso, y Xiao no se atrevió a negarse, ya que sabía lo atareada que siempre solía estar ella y apreciaba su gesto.
Su mente se mantuvo ocupada hasta que la iglesia se quedó casi vacía. Se aseguró de que todo estuviera en orden en los alrededores, volvió a revisar que el suelo estuviera limpio después de todas las ceremonias realizadas ese día, e incluso se puso a dar gracias en un intento muy vago de rezo cuando se dio cuenta que ya no tenía nada más que hacer.
«Por favor, que la madre superiora no me diga nada cuando vuelva —pidió en silencio, con los ojos clavados en sus manos, pensativo—. Y que no intente sancionarme castigando a Kazuha o Venti.»
Era una lástima que, para hacerlo entrar en razón, tuvieran que utilizar otros métodos. Kazuha y Venti eran los únicos amigos que había tenido durante todos sus años en el orfanato, había crecido apegado a ellos y, aunque no era muy expresivo, significaban mucho para él. Todos podían verlo por la forma en la que era más paciente con ellos que los demás, o cómo los escuchaba con atención a diferencia de cómo ignoraba a los demás. Ellos eran sus puntos débiles y, para su desgracia, todos lo sabían, por lo que sabían cómo hacerlo reaccionar.
—¿Sigues aquí, Xiao? —Escuchó una voz familiar femenina. El aludido levantó la cabeza e inmediatamente cambió su expresión tosca a una más suave cuando se encontró con la mirada de Jean, la hermana mayor de Bárbara—. ¿No es tarde? Encima es Noche Buena, deberías estar celebrando con tus amigos, ¿no?
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Celestial | Xiaoether
Fiksi PenggemarXiao tenía una vida muy monótona. Lo único que tenía que hacer era ayudar en la catedral y cumplir sus obligaciones en el orfanato hasta que cumpliera la mayoría de edad, pues tendría que buscar un sitio dónde vivir al ya no ser menor de edad. Sin e...