⚠ XXIII 🔞

238 19 3
                                    

Advertencia: El siguiente contenido contiene descripciones sexuales.

⚠ 🔞 CAPÍTULO 23:

Euphoria

No conocía otra forma de satisfacer los deseos de un hombre. Nunca le enseñaron que pudiera ser de otro modo. Ni siquiera se le había pasado por la cabeza semejante idea.

El sudor frío recorría su cuerpo mientras sus manos, atrapadas tras su espalda, se movían incomodas contra la áspera mordida del cinturón que las inmovilizaba.

Alekzandr lo observaba desde arriba, atrapó su barbilla entre sus dedos, obligándolo a alzar el rostro. Su Jin casi inmediatamente intentó apartarse, inclinando la cabeza hacia atrás, pero solo consiguió que el agarre se endureciera, que las uñas del otro hombre se clavaran en su piel.

Su respiración fué errática, entre jadeos, uno tras otro al observar al alfa desabrochando los botones de su pantalón, le vió sacar sus genitales. La carne, que estaba erecta, se balanceaba orgullosa de su enorme cuerpo. Alekzandr frotó suavemente la cabeza de su pene contra el labio inferior del Omega. Húmeda y caliente. El asco se retorció en su estómago, quiso apartar la cabeza, pero las manos del hombre eran fuertes. "Abre." Ordenó.

El disgusto en el rostro del Omega era evidente, Alekzandr agarraba la cabeza que estaba tratando de alejarse. Sus genitales fueron aplastados contra sus labios apretados. La punta húmeda de líquido preseminal. "Abre tu boca," volvió a ordenar.

Su Jin giró el rostro, apretando los labios con mayor fuerza. Aunque sus manos estaban firmemente atadas a la espalda, no dejó de forcejear, pero su acto fue respondido con un tirón de su cabello.

Alekzandr de forma ruda, forzó la cabeza del chico hacia atrás y dejó su cuello expuesto. "Si no cooperas, te follaré tan duro que no podrás caminar durante días. ¿Eso es lo que quieres?" Amenazó y elevó su tono de voz. Cada vez que lo hacía el Omega se ponía tenso por puro instinto.

De repente, Alekzandr se puso de pie con un movimiento rápido, haciendo crujir la cama y resonar sus zapatos contra el suelo. Avanzó dos pasos, ajustándose la cinturilla del pantalón. Su Jin se aterró, el hombre aún lo tenía tomado del cabello. El miedo y el dolor retorcían sus entrañas, y en un impulso desesperado, alzó la voz, casi sin pensarlo:. "¡No! ¡Espera!" gritó asustado. "¡Lo haré, lo haré, solo... solo dame un minuto, por favor!" Rogó.

Alekzandr lo miró, inmóvil. No dijo ni una palabra, volvió a sentarse, soltó su cabello, observando sus movimientos. Su Jin intentaba recuperar el control de su cuerpo, sus extremidades no le obedecían, las manos le sudaban y el pecho le dolía. Su mirada bajó, inevitablemente, hacia la amenaza que Alekzandr dejaba a la vista, el punto focal de su temor, y tragó con dificultad.

Abrió la boca, tenso, acercándose, sintiendo la mirada del hombre clavada en él. Pero apenas su boca se abría, un reflejo nervioso lo hacía alejarse en el último segundo.

Su pareja gruñó, frustrado, le agarró el pelo y tiró de él hacia adelante. Su Jin dejó escapar un gemido ahogado de dolor. No le dio tiempo para protestar o resistirse. Un grueso trozo de carne se clavó en su boca. Sus dos mejillas se volvieron convexas y su boca se llenó de un solo golpe. Presionando la lengua, los genitales que resbalaron y deslizaron golpearon la úvula. Se enfermó de solo sentirlo. La parte superior del cuerpo de Su Jin se sacudió con un fuerte disgusto, con un movimiento brusco se apartó y expulsó el pene de su boca. Puso una expresión llorosa en la cara, su pecho subía y bajaba con la agitación de su respiración entrecortada. Con los ojos vidriosos y llenos de desesperación. "No puedo," aseguró, negando con la cabeza una y otra vez. "No puedo hacerlo. Es sucio." Murmuró. La idea misma de volver a intentarlo le revolvía el estómago.

Cautivos del Destino. (YAOI | TÓXICO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora