XXI

81 8 2
                                    

CAPÍTULO 21: Incomprensible.

Se despertó sobresaltado por el alboroto en la habitación. El alfa, de un lado para otro, hablaba a toda velocidad por celular mientras guardaba cosas y hacía maletas, frenético. A pesar de comprender el ruso, el Omega apenas lograba captar algunas palabras entre el torrente de palabras ininteligibles que salían de la boca de su marido.

Incorporándose en la cama, sintió una oleada de alegría al saber que ese hombre se iba de viaje.

Alexander estaba de espaldas, ocupado con documentos en una mesa poco cercana a la cama. De repente, soltó un suspiro exasperado, se disculpó y su tono de voz cambió, hablando con más serenidad mientras anunciaba que partiría pronto. Su Jin escuchó atentamente, tratando de captar cada palabra que salía de los labios del Alfa.

De repente, Alexander se volteó y sus ojos se encontraron con los del chico. El Omega se petrificó, sintiendo el peso de la mirada intensa del Alfa sobre él mientras seguía hablando por celular. Después de despedirse con tranquilidad y colgar, el Alfa agarró los documentos con su mano izquierda, guardó el teléfono en su bolsillo y se dirigió hacia las maletas para guardar las hojas de papel.

"Hasta que al fin despiertas", dijo el Alfa sin mirarlo.

El Omega se estremeció ante el tono mordaz del Alfa. "Empieza a vestirte", continuó Alexander, señalando las bolsas de ropa nueva en la cama con un gesto despectivo. "Vamos a viajar, ¿no te lo dije? Si hubieras despertado un poco más temprano, podrías haber hecho tus maletas tú mismo. Pero supongo que ahora tendré que comprar todo de nuevo una vez que lleguemos allí".

Su Jin se quedó mirando las bolsas con una mezcla de incredulidad y temor, sintiendo cómo el pánico comenzaba a apoderarse de su pecho.

¿Significaba eso que también tendría que irse de viaje con el Alfa?

La idea era aterradora, y una oleada de resistencia comenzó a crecer dentro de él. "¿Yo... yo también iré?" preguntó, sus ojos buscando desesperadamente alguna señal de broma en el rostro del Alfa.

Mientras hablaba, Alexander continuaba moviéndose con agitación por la habitación, sus manos hábiles empacando rápidamente sus pertenencias. "Por supuesto que irás", respondió Alexander con impaciencia. "Vístete. Estoy con las horas contadas."

El Omega observó angustiado cómo el alfa se veía tan apresurado. Su Jin no quería ir.  "P-pero... estoy... Desaliñado", balbuceó, tratando desesperadamente de ganar tiempo. "Y... y no tengo... mi pasaporte... lo perdí...".

Sus palabras solo sirvieron para irritar aún más a Alexander, quien arrojó una de sus camisas al suelo con un gesto de frustración. "¡Ya basta! ¡Cállate!" rugió el Alfa. Avanzó hacia donde Su Jin estaba sentado, lo agarró bruscamente del brazo y lo jaloneo hacia él con fuerza. El Omega apenas tuvo tiempo de reaccionar, sintiendo cómo casi caía de la cama debido al tirón repentino. "Te lo diré una vez más. Levántate, vístete y sigue mis órdenes si no quieres más problemas." Amenazó.

Su Jin tragó saliva, sus ojos verdes llenos de temor se encontraron con la mirada feroz del Alfa. La mano de Alexander apretaba su brazo como una garra implacable, clavando sus uñas en la piel del Omega y provocando un quejido involuntario de dolor.

"¿Entiendes lo que te estoy diciendo?" espetó Alexander, zarandeando a Su Jin con violencia mientras lo miraba directamente a los ojos. "¿O necesitas que te lo muestre a golpes? Tú decides." Sin esperar una respuesta, soltó bruscamente al Omega, casi haciéndole caer al suelo, antes de volver a ocuparse de sus propias tareas con una mirada de advertencia ardiente en sus ojos.

Cautivos del Destino. (YAOI | TÓXICO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora