44-La mina de Hierro

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*Macie POV*

Veo a Jake guardando sus cosas en la mochila, excepto uno de los ordenadores que mantenía el streaming de Hannah y Richy.
Me mantenía en silencio viendo cómo él parecía tranquilo. Mientras, yo, estaba gritando por dentro.
   —Macie —escucho que me llama y veo que coge su mochila—, tengo un último favor que pedirte.
    Evito mirarle a la cara. Estoy furiosa con él.
   — ¿Cuál es?
   —Me gustaría pedirte que le digas a Michael que estás de camino a Grimrock —dice en la más calma total.
    Suelto una risa sarcástica, levantándome de la cama.
Me acerco a él a zancadas.
   —No te ayudaré a hacer algo tan estúpido —digo con dureza.
   Jake suspira, dejando la mochila en el suelo.
   —Lo sé, estás enfadada-
   — ¡Enfadada no! ¡Furiosa! —Le agarro del cuello de su sudadera, aguantando las lágrimas— ¡Debería ir a la mina en vez de tu!
    Él coge mis manos, quitándolas de su sudadera. Me besa las dos y trago saliva al ver ese gesto. Intenta calmarme de cualquier manera ¿pero cómo voy a calmarme cuando el secuestrador es capaz de ir a por nosotros sin ningún remordimiento?
   —Ya te has expuesto al peligro lo suficiente —puedo escuchar su voz rota, profunda—. Sabes perfectamente por qué lo hago... No pude protegerte cuando estuviste en casa de Michael, pero ahora puedo, tomando tu lugar.
   —Pero no sabemos sus verdaderas intenciones —contesto despacio—. Jake, déjame ir a mí...
   —Acceder a la demanda de Michael sería un auténtico suicidio.
   —Eso no lo sabes.
    Agacha la cabeza. Sabe que no voy a entrar en razón.
   —Hannah y Richy están vivos y se encuentran en la mina de hierro —vuelve a levantar la vista, buscando mi entendimiento—. Podré localizarlos a unos pocos metros, solo que no sé cuánto durará eso —voy a hablar y me calla alzando el dedo, como una orden—, pero sé que solo tenemos esta oportunidad.
    Ignoro verle, soltando mis manos de las suyas.
Esta situación no me gustaba. Era como si una parte de mí se fuera a alejar con él. Él mismo lo había dicho, era un auténtico suicidio ¿y si le encontraba al final? ¿Y si se acababan peleando y Jake saldría herido? ¿Cómo podría entonces yo ayudarle?
   —Ven —me acerca a la mesa, mostrándome el ordenador—. Es tuyo, tiene el programa de Nymos instalado-
   —Jake-
   —Y así podrás examinar sin problemas el video-
   — ¡Deja de actuar como si no fueras a volver!
    Es entonces que veo que comienza a entender por qué actúo así.

Me acaricia con cariño mis mejillas, apoyando su frente en la mía. Comienzo a temblar al saber que por fin entiende lo que me pasa.
   —No tienes que hacer esto... —le digo, con la voz rota de querer llorar. Creo que hoy ha sido el día en que todas las lágrimas que tenía guardadas durante años, las he dejado salir todas.
   —Sí, lo sé...
   — ¡Entonces encontremos otra manera! ¡Por favor, Jake!
    Besa mi frente, mi nariz y mi mejilla, intentando calmarme. Pero no puedo. No quiero que se vaya.
   —Debo poner fin a esto —noto cómo me mira, con una calma que me da miedo— y tú lo sabes.
   —Aún puedo ir... —contesto, acariciándole la cara.
    Jake niega con la cabeza.
   —Te he dicho que no puedo permitir que vuelvas a ponerte en peligro.
   — ¿Pero tengo que dejar que siempre te pongas tú en peligro por mi culpa también? —le pregunto, empezando a alzar la voz— ¡¿Por qué no aplicamos entonces las mismas reglas ahora mismo para ambos?!
   —Porque elijo protegerte Macie —veo desesperación en sus ojos—. A cualquier precio, de cualquier cosa —me lleva a la cama y nos sentamos, creo que sabe que no puedo estar de porque me siento débil. Me quito las lágrimas de mis mejillas, pero él lo hace con el pulgar, de manera delicada—. Macie, Llevo más de cuatro años huyendo —presto atención. Por fin me estaba contando más de él. Volvía a abrirse a mí—. Durante este tiempo, mi vida cambió por completo. En una sola noche, lo había perdido todo —pasa su mano por mi cabello, dejándola en mi cara, acariciándome—. Mi hogar. Mi identidad. Cada persona de mi vida —niega con la cabeza y veo que pareciera que quiera llorar. Debió de ser duro perder todo eso—. Ya no podía confiar en nadie... Y yo tampoco lo quería.
   —Lamento oír eso... —digo, inspirando con dificultad.
   —No es necesario, sabía en qué me estaba metiendo —sus pensamientos se alejan de mí, veo cómo lo está recordando—. Me convertí en alguien que prefería la soledad... Pero entonces —Jake me sonríe, con dulzura— nos conocimos y todo cambió. Al principio luchaba, pero cuanto más te conocía, más me atraías.
    Suelto una risa nerviosa y él me sigue.
   —En los dos meses que estuve sin ti, ya lo tenía claro —lleva su mano a mi barbilla, acariciando debajo de mi labio—. Nuestro reencuentro, el tiempo que pasamos anoche como si fuera una vida normal y que ha pasado esta noche, lo que ha pasado entre nosotros, no voy a poder resistirlo jamás —suelto un suspiro, no apartando mi vista de su mirada penetrante. Puedo ver cómo está de sonrojado diciendo todas estas palabras, pero su felicidad la noto. No hay nadie más en esos ojos que solo yo—. Llevo tiempo sabiéndolo, pero estos dos días, es más que obvio: Estoy a tu merced, Macie. No puedo escapar de ti. Soy completamente tuyo.
    Mi corazón se acelera al escucharle hablar.

¿Qué pasaría sí...? DuskwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora