Capítulo once.

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Tate caminaba de manera apresurada junto a Peter rozando su brazo con el suyo mientras le intentaba seguir el paso gracias a que él era mucho más alto, así que por ende sus piernas eran largas.

Un paso por parte de Peter valían tres de Tate.

La razón de necesitar estar pegada como chicle a Peter era que se sentía demasiado cohibida con toda esa gente desconocida a su alrededor, no la miraban de reojo, siquiera sabían que Tate existía, pero no parecían gente de fiar. Al menos no para ella. Se sentía demasiado fuera de lugar con esa blusa color rosa pastel, pantalón de mezclilla y tenis, mientras que los demás usaban la escala de grises en su vestuario y maquillaje.

Peter encajaba en aquel lugar con su apariencia ruda e imponente, como si nada lo pudiera derribar. Dylan, el cual caminaba tras ellos sin perderles la pista, también podría encajar perfectamente si quisiera con tan solo mostrar su actitud. Él era la clase de chico que, por muy player que fuera, lamentablemente podía ganarse a todos con tan solo chasquear los dedos; podría ganarse a esta gente, a los compañeros de escuela, a los profesores, a tus padres, a tu abuela con mirada juzgadora y hasta a tu perro.

Oh, claro que podría robarte el amor de tu mascota.

- Sé que no parece un buen lugar para una primera cita, pero te aseguro que te vas a divertir.

Peter irrumpió en sus pensamientos, así que se vio obligada a mirarlo a los ojos, su sonrisa llegaba hasta sus ojos donde unas ligeras arrugas aparecían por las esquinas de estos dándole un toque adorable a ese rostro varonil. Su sonrisa era tranquilizadora junto a su mano que le daba ligeros apretones en el hombro intentando quitarle un poco de tensión, así que Tate se limitó a sonreír ligeramente y asentir.

» Además, este lugar esta lleno de adrenalina, todos aman la adrenalina, ¿Cierto?

Dijo por último mientras se detenía a saludar a un par de personas.

- Seguro- Susurró para sí misma.

Seguro que no.

Había tenido una muy mala experiencia un par de años atrás y desde ese instante se había mantenido alejada de cualquier acción que arriesgara su vida.

- Así que, Tatum, ¿Te gusta la adrenalina?

- Ah, ¿Seguías por aquí?

Trató de parecer desinteresada, ¡Claro que sabía que los seguía! Pero no le daría el gusto de subirle un poco más el ego o explotaría y todas las partículas de Dylan se esparcirían por el mundo, y nadie quería eso.

- Muy graciosa, Tatum- Pellizcó la punta de la nariz de la chica y apartó su mano antes de que reaccionara y le apartara la mano de un manotazo.

- Me lo dicen todo el tiempo- Sonrió con suficiencia mientras tallaba el lugar que había tocado el chico con el dorso de su mano.

- ¿Y bien? ¿Te gusta la adrenalina? ¿Los lugares demasiado extremos?

Apretó la mandíbula.

- Claro, los adoro.

O adoraba.

- ¿Estás segura? Parece como si fueras a vomitar.

Presintió que debía estar algo pálida, así que compuso su postura y se las arregló para sonreír como si todo estuviera bien.

- Totalmente segura, ¿Por qué tantas preguntas?- Dylan abrió la boca para contestar pero Tate elevó su mano haciéndolo callar- Mejor no contestes eso, parece que amas el sonido de tu propio voz.

O'Brien solo hizo un gesto con los hombros asintiendo, dándole la razón a Tate. Seguido de eso, ella miró hacia donde se suponía que estaba Peter pero éste se encontraba mucho más lejos entre un tumulto de gente mientras parecía que les interesaba todo lo que decía. Parecía demasiado cómodo con ese ambiente.

The player {Dylan O'Brien}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora